Que las personas se bajen del bus, del taxi o de cualquier otro vehículo, para caminar y apropiarse del espacio público, y que sea de forma permanente, o al menos que se lo haga ya, con urgencia, cada fin de semana. Son las conclusiones a las que llegan los especialistas consultados por EXPRESO, frente a la idea de peatonalizar el centro de Guayaquil para que, en efecto, se pasee el dinamismo, como ya lo han puesto en práctica otras ciudades del mundo.

Más allá de la emblemática avenida 9 de Octubre, el arquitecto Johnny Cóndor propone que se vuelvan peatonales las calles Olmedo, Malecón, Junín y la Quito. “Saquemos el tráfico y convirtamos al centro (en un lugar) turístico con jardineras, mesas y sillas afuera de los negocios, con juegos infantiles, y que tengan protección con la Policía Metropolitana”, explica Cóndor, que considera que esta propuesta (por facilitar la convivencia y dar resultados inmediatos) sí o sí debe estar entre los proyectos que destaquen en el concurso de ideas lanzado por EXPRESO.

El decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Florencio Compte, también anhela ese escenario. Recuerda que la idea de peatonalizar la 9 de Octubre ya estaba fijada en estudios, sobre todo en el tramo desde Malecón hasta Lorenzo de Garaycoa, y es claro al decir que esto es factible, pues solo se dejarían abiertas las transversales para que haya continuidad en el tránsito, en el sentido perpendicular.

“La única dificultad que podría darse es en el encuentro de Córdova o Chile, porque son calles que no empatan, pero desde el punto de vista técnico es factible de resolver”, sostiene Compte, al subrayar que el beneficio que esto traería para el centro se vería en el incremento del comercio. Él pone como ejemplo al Times Square, en Nueva York (Estados Unidos).

La califica como una “decisión arriesgada”, pero estima que con el paso del tiempo la gente sí la aceptaría. Sin embargo, recalca que habría que poner en marcha estudios para determinar qué otros lugares son viables para que la gente camine.

Rememora la propuesta de un grupo de estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, que consistía en volver peatonal una parte de la calle Clemente Ballén. Además, pone sobre la mesa la peatonalización de la calle Panamá, algo que sí se ha hecho, aunque no se ha repetido, al igual que en el bulevar 9 de Octubre.

Para Daniela Vallarino, también arquitecta, la idea de que el peatón se apropie del espacio da cabida a la comunidad, pero a la par alegra y da vida a la calle. “En París se lo ha hecho. En Buenos Aires (Argentina) y Barcelona (España) también. Hoy, varias ciudades de Europa tienen barrios enteros peatonalizados y sí que les ha ido bien. La gente sale, los niños juegan, los abuelos caminan sin miedo. Hay cafeterías y restaurantes con vida hasta pasada la medianoche. Los barrios no mueren. Eso necesitamos”, precisa.

El arquitecto y urbanista Brick Reyes también se suma a ese criterio y argumenta que el parque automotor genera una ocupación en un porcentaje muy grande, lo que deja un espacio mínimo para el peatón, y por esto sostiene que hay que cambiarlo e invertirlo.

“Un 75 % de los espacios públicos debe ser para el peatón, implementando camineras seguras y con un arbolado que produzca sombra en el día, además de espacios lúdicos, áreas de descanso”, remarca el también magíster en Impactos Ambientales, quien acota que esto debe incluir actividades culturales y artísticas, así como sitios gastronómicos.

Para el activista y ciclista Alberto Hidalgo, en Guayaquil hace falta no solo poner la mirada en peatonalizar la 9 de Octubre o la Panamá. Él considera que hay que tomar en cuenta las arterias céntricas que para él se han convertido en “calles de paso que no le convienen a nadie”. “Por eso falta una planificación de todo el centro, que sea estructurada. De esta manera la peatonalización generaría también comercio”, plantea Hidalgo, quien espera, al igual que los especialistas y ciudadanos, que se retome esta iniciativa en Guayaquil y se la mantenga.