Jaime Iván Kaviedes fue denunciado judicialmente por una presunta agresión física y una querella. Los denunciantes son los hermanos John y José Yanza de 42 y 45 años de edad, nativos del barrio La Higuera en Paute. El escrito fue ingresado a la Fiscalía del cantón Paute a las 11:50 de este martes 10 de marzo. 

Se fundamenta la denuncia en un "trauma superficial cerebral" que sufre John y un "derrame ocular", que tiene José, como epílogo de un enfrentamiento a puños en el que se le acusa al 'bimundialista'. John es el más afectado, y según un video aficionado que se volvió viral en redes sociales la tarde del lunes 9 de marzo, se aprecia al Nine tumbar al hombre de un golpe de con un izquierdazo. 

El hombre cayó al piso y quedó por varios segundos inconsciente. El certificado médico señala 72 horas de incapacidad para el trabajo y recta posteriores tomografías para eliminar cualquier sospecha de daños mayores. 

Aún muy mareado, John Yanza mostró su cabeza. “No se rompió, pero con el golpe que sufrí al caer al piso, se formó chichón” que debió ser abierto con jeringa para evacuar la sangre interna adujo, exclamando que únicamente esperaba junto a su hermano José y un sobrino, que concluya un parido de fútbol para tomarse unas fotos con Jaime Iván. 

Precisó que se servían unas cervezas en una tienda muy alejada de la cancha. Pero de sorpresa, dijo de su lado José Yanza, el árbitro expulsó del partido al Nine. El equipo iba perdiendo. De ponto corrió directamente “hacia nosotros y al acusarnos de proferir improperios contra él y su familia, nos agredió” adujo una de las víctimas.

Todo ello ocurrió la tarde del domingo 8 de marzo junto al estadio de la parroquia El Cabo, perteneciente al cantón Paute. Ahí se cumplió un partido amateur de la Liga Cantonal, donde el exseleccionado jugó con el equipo del Centro de Rehabilitación para Alcohólicos y Drogadictos contra el elenco de la Higuera.

Kaviedes, en la noche de lunes, a través de las redes sociales, colocó un audio en el que admite haber actuado agresivamente tras haber sido insultado y recibido improperios de un grupo de aficionados que bebían cerca de la cancha. 

Del hecho, las victimas niegan haber sido ellos quienes lanzaron ofensas, y afirman que, durante las investigaciones a través de la Fiscalía, la verdad brillará.

En los alrededores del estadio, los vecinos se resisten a hablar y a contar lo que vieron la tarde del domingo. Sin embrago, susurran lo acontecido. “Tenemos miedo a represalias” decían sin precisar de qué lado podría haber amenazas.