Se puede perder o errar un pase, pero nunca una entrada, un choque o una pelota dividida. Ecuador manejó bien la recuperación inmediata de balón tras pérdida. Defendió hacia delante, la recuperación inmediata del instrumento le permitió ganar la segunda jugada. Pero si en el momento de la pérdida de la pelota era imposible recuperarla el equipo se podía partir.

Hubo fuera de juego mínimo de Pacho tras el desvío en la peinada de Kevin Rodríguez (el delantero que más chocó a los centrales venezolanos todo el partido), se marcó offside (5´).

El entrenador volvió a hacer ajustes, no experimentos al ubicar a Piero Hincapié como lateral sobre la izquierda (borró a Sosa).

Cada pase de Moisés Caicedo (medio centro) fue anunciando el resto de la jugada. Asistió al compañero conveniente para que Ecuador pudiese ser superior o seguir encadenando toques de manera más fácil. Su conducción invitaba que el rival tuviera la necesidad y urgencia de salir a buscar la pelota.

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Sus traslados provocaban peligro no solo cerca, sino también lejos y en espacios intermedios. Venezuela aplicó un exceso de movilidad, de invasión del espacio del compañero en ataque (nuestra última línea ahogó a Rondón y Soteldo).

Ecuador tuvo inicio y salida e intercambio de pases intencionados. El 4-3-3 rígido de Sánchez Bas tenía como objetivo desordenar la estructura equilibrada del oponente en el medio campo compuesto por Cásseres, Martínez y Herrera.

Las características abarcativas para interrumpir el juego por dentro de Cifuentes y Franco aparecieron. El partido fue muy cortado a nuestro favor.

Tras un cambio de orientación de González, Soteldo sacó un misil que detuvo Domínguez. Sosa remató desde lejos y Dida atrapó con maestría. Cifuentes trató de sorprender y el arquero se mostró.

Ecuador no pudo terminar sus jugadas donde más duele, que es el camino directo al arco. Moisés Caicedo con destreza y coordinación le robó un balón a Martínez e inventó una parábola que pudo terminar en gol.

Es difícil explicar cuántos méritos hay que acumular para ganar un partido: por eficacia, por desarrollo del juego… Fallamos en la toma de decisiones en el área de enfrente. La atención sigue a la intención. 

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