No fue un gran partido de Ecuador por la escasa eficacia en el área rival. Nuestro pase intermedio no pudo ser tapado. Moisés acercó recuperación y salida como interior tres cuartista ante una Bolivia, que tuvo tiempo de cerrarse.

Kendry Páez fue temible recostado sobre la derecha, ante un lateral ausente y centrales muy lejos entre sí. Tuvo un despliegue notable. Moisés lo activó con un toque firme para que llegue el juvenil. No le quitó la vista de la pelota. Páez encaró con esa arma letal que es el instinto y embocó. Un gol que merecía su talento antes del final del primer acto.

La anotación cambió la marcha y exigió con acierto en el último tercio. Cuando inclinó el cuerpo le dio información errada al central que lo acompañaba y al arquero en forma intimidante, sin darle mucho recorrido al pie en el tiro (1-0).

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Moisés expectante a la pelota de gol. Cuando escapaba del dominio adversario aceleró dejando a todos rezagados. Joao Ortiz fue la rueda de auxilio jugando de medio centro.

Ecuador se defendió bien de los lanzamientos laterales dentro del área pequeña (zona de remate de Moreno Martins), donde es difícil de bloquear. En el manchón del penal, Ortiz fue efectivo con pie y cabeza, impidiendo la resolución adversaria.

Torres, Pacho e Hincapié taparon los carriles centrales del área de manera escalonada. Moisés se quedaba sobre la media luna para el rebote. Cifuentes jugó forzado y desorientado.

El ingreso de Gruezo (Cifuentes) le dio equilibrio al doble cinco. Ángelo reemplazó a Jordy Caicedo. Fue irregular el doble nueve.

Ya en la segunda parte Bolivia mejoró con las variantes. Libre de Vaca, y el balón le sacó viruta al horizontal. Roca probó dos veces desde lejos. Ramallo recibió una pelota descubierta de Vaca, giró sin oposición de Pacho y empató el cotejo. Sobre el final Moisés le dio una pelota envenenada a Kevin Rodríguez, dominó y empujó el gol de la victoria, demostrando que la adversidad es la maestra más grande.

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