No hay técnica efectiva sin táctica, ni táctica efectiva sin técnica, ambas son parte de un todo. Técnica es saber ejecutar y táctica es saber pensar. Táctica es lectura de juego y decisión. Alexander Alvarado cuando agarra la pelota apunta al último defensor. Su remate es breve, fuerte al ángulo. Tiene amague y sabiduría silenciosa. Logra controlar y ponerse de frente al arco, cuando no aparece el pase visible confía en el latigazo de su pie. Lo imprevisible, está en su jugada genial, ante la inferioridad colectiva propia o ante la superioridad del adversario…

A Liga le puede faltar algún toque, pero le sobra peso en el área con Alexander.

Jugadas resumidas, ataques con pocos pases. Los albos salen a forzar el error adversario, impiden que el rival se organice desde el inicio y lleve la conducción del partido.

La jugada se ata o se desata en duelos individuales.

Alvarado pone el cuerpo no lo mueven. Mira lo que está cerca y lo lejano.

Dentro del área percibe, cuándo y dónde va a llegar la pelota.

El delantero es un falso lento, parece que se la van a sacar y cambia el ritmo, parece que lo van a alcanzar y pincha el balón. Maneja noción de arco y le mete a la pelota la tensión justa para que llegue de primera. En jugadas sueltas en el uno contra uno desnivela. Posee desmarque para acelerar la acción al lugar oportuno.

La marca se le planta de cerca. De su pie parten las mejores ideas y las mejores ejecuciones. Con sus amagues orienta a los compañeros y desequilibra adversarios, destapa los espacios, los descubre fácilmente. Al dejar corrida la defensa, activa al compañero que está abierto. Asumir riesgos es un acto de valentía, puede aparecer de manera poco estética. La teoría de jugar bien es lograr la eficacia. Alvarado primero te gana y después te explica el resultado.