La falta de oportunidades laborales en Ecuador y el deseo de estudiar en niveles superiores fueron los motivos por los que decidieron partir a lejanas tierras. Sin embargo, más allá de las fronteras patrias hay algo que los une, su amor por Barcelona.

Hoy, cuando el Ídolo cumple 95 años de vida institucional, un grupo de hinchas le cuenta a EXPRESO la forma en la que vive una fecha tan especial.

ESTADOS UNIDOS

En 2001 Víctor Pincay fue en busca del sueño americano y dos años después fundó la barra Séctima Oscura, en New York. El peculiar nombre tiene un motivo. Él, junto a: Mauricio Garzón, Cristian Barcco, Cristopher Vásquez, entre otros, son admiradores de Carlos Muñoz (camiseta número 7) y hace mucho tiempo formaron parte de la Sur Oscura. En Ecuador su casa quedaba en el Barrio Garay, era vecino del Hombre de la Campana (Julio Espinoza) y allí aprendió a querer al Ídolo. Cada año organiza homenajes gratuitos para las glorias de la institución.

ITALIA

A miles de kilómetros de distancia, en Génova, Italia, otra seguidora del Frentón Muñoz, Shelia Flores, vive a su manera el idilio oro y grana. Tiene 19 años en la bota europea. Allá encontró la oportunidad laboral que en nuestro país le negaron, trabaja en el campo hotelero.

Se declara amarilla hasta los huesos, aunque ahora también admira a la Juventus. Para ella el 1 de mayo es sagrado y, aunque ese país está en cuarentena, celebrará por Barcelona.

RUSIA

En el otro extremo del continente, Ninoska Íñiguez también está confinada, mientras obtiene su título en medicina (oncología), junto a sus amigas: Laura Herrera, Wendy Bravo y Vania Sotomayor. Ella apenas tiene 19 años de edad y en 2021 espera volver a Ecuador para trabajar.

Amante de los estudios, no era de ir al Monumental, pero siempre está atenta a las novedades de los toreros.

ESTADOS UNIDOS

De regreso a nuestro continente, la pasión de Carlos Muñoz le mete calor a uno de los puntos más fríos del planeta, Alaska.

De 38 años, trabaja en el sector de las telecomunicaciones y su vida está íntimamente ligada con la historia del club canario. Fue mascota. Hoy como hincha continúa pendiente de las novedades del club, desde la remota localidad de Anchorage, donde llegó en 1991.

ESPAÑA

En la ciudad de Cartagena, Miguel Jurado es uno de los que profesan el amor por el Ídolo lejos de nuestras fronteras. Banderas, bufandas, camisetas y gorras amarillas son muestra de aquello.

De niño habitaba en el Cerro del Carmen y a los seis años se le fugaba a la mamá para ver las prácticas del equipo. Recuerda cuando Manga formaba a Carlos Luis Morales; también alcanzó ver jugar a Lupo Quiñónez.

Emigró en 2002. Trabajó en el campo, también fue albañil y pintor. Ahora se desempaña como cocinero y por eso hará un plato especial en homenaje a Barcelona.

SUIZA

Lausana no es ajena al fenómeno social que generan los amarillos.

Allá uno de los embajadores es Juan Carlos Castillo, quien a sus 48 años le da mantenimiento a las vías del ferrocarril, lo que le permite obtener los recursos para mantener a la familia que formó junto a su esposa Sandra Garzón.

Guarda en su memoria a jugadores de la talla de: Jimmy Izquierdo, Mario Saralegui, Luis Alberto Acosta, a quienes vio disputando la final de la Copa Libertadores en 1990.

ITALIA

Elisa Huayamabe (65 años), su hijo, Luis Castro, y un grupo de amigos, fundaron la barra Sur Oscura Milán, en 2003.

Lleva 17 años allá, asistiendo a personas de la tercera edad. Recuerda cuando iba al estadio Modelo, donde vio jugar a: Jorge Bolaños, Alberto Spencer, Mario Tenorio, Víctor Ephanor, y muchos más.

La pandemia del coronavirus impedirá que hoy realicen la tradicional marcha de aniversario en esa ciudad, pero celebrarán desde su domicilio.

ESTADOS UNIDOS

New Jersey fue el lugar que Galo Cabrera (46 años) eligió para un nuevo inicio. Llegó en 1997, empujado por la crisis económica en nuestro país.

Comenzó desde abajo y cuando tuvo la oportunidad estudió producción de televisión y multimedia. Ahora tiene una pequeña productora.

Nació en La Chala, pero el peligro de las pandillas motivó a sus padres a cambiarse a La Alborada. Añora ver el Clásico en los estadios del país y rendirá homenaje al club trabajando.

Y es que el sentimiento que los equipos generan en los aficionados es capaz de derribar fronteras. A estos c ompatriotas no les importa pasar mala noche (por la diferencia horaria), para ellos ver jugar a Barcelona es un motivo más para seguir adelante.