La historia de Rodrigo Rodríguez y Manuel Paredes es como la de cientos de miles ecuatorianos que tomaron la decisión de emigrar a los Estados Unidos buscando un mejor futuro, sin embargo, el popular juego del cuarenta les dio la oportunidad de regresar.

“Al menos por unos días”, comentó a diario EXPRESO Paredes, quien vive desde hace unos 25 años en Los Angeles (California), ciudad en la se desarrollaron las eliminatorias para representar a la comunidad ecuatoriana en el Campeonato Mundial de Cuarenta.

Lea también: Martín Mandra tiene la misión de ascender al Deportivo Quito

El torneo clasificatorio fue creado por Elysian Park y Ancón Club of LA, dos instituciones que reúnen a los emigrantes nacionales los fines de semana para cumplir con diferentes actividades, con la finalidad para designar a la pareja que vendría a Quito a participar en el certamen organizado por la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP).

Paredes, guayaquileño de 64 años, contó que en Los Angeles existe un importante grupo que “nos juntamos a jugar, pero más por diversión. Por lo general los sábados son los días que nos reunimos para conversar y distraernos con la baraja”.

Mientras que Rodríguez, quien confesó practicar el tradicional juego “desde que era niño de pecho”, detalló que en las eliminatorias participaron cerca de 12 parejas que viven cerca del núcleo de la industria televisiva y cinematográfica del país.

Ambos extrañan muchas cosas de Ecuador como “a la familia, la comida, los amigos y las novias (risas)”, señaló Rodríguez con un poco de lágrimas. Recompuesto de la emoción, el ambateño, que está por cumplir los 80 años, analizaba la siguiente partida con su pareja para recuperarse de la “zapatería” del debut.

De ese “castigo”, mención que se le otorga a la pareja que al terminar una partida no logró al menos 10 puntos, lamentablemente no pudieron salir y en las siguientes partidas, también sucumbieron, quedando eliminados en la primera fase.

Sin embargo, y con el ánimo golpeado, Rodríguez y Paredes se despidieron de los organizadores y los espectadores con la misión de tener revancha el 2024, cuando se organice la edición número 55 del Mundial de Cuarenta.

CON BUEN HUMOR Y CAÍDAS

Cuando se ingresa al salón donde se disputa el Mundial de Cuarenta, el buen humor reina en el ambiente. Los participantes esperan pacientemente ser llamados para conocer a sus rivales, mientras preparan las estrategias o conversan con sus familiares o amigos que fueron a respaldarlos.

El anuncio de los diferentes integrantes de las series, que llevan nombres como Chulla Pérez, Payaso Vega, Cachorro Cazares, entre otros, es seguido con atención por los presentes.

Cada dupla que se va a enfrentar es acompañada por un juez, que es integrante de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha, entidad que organiza el torneo, y quien lleva un mantel especial, las cartas y los puntos.

A los principiantes se les ve nerviosos, mientras que quienes ya han formado parte del Mundial lucen ‘cancheros’. Los árbitros están pendientes de hasta el más mínimo movimiento de los participantes, a los que les solicitan no usar gafas ni celulares. Tampoco poner las cartas en la mesa, para evitar que se hagan señas con las manos.

Tras las primeras jugadas empiezan a aparecer dichos como ‘cuerito tierno’, ‘cuatrero has de ser’, ‘la muda’, ‘marido tiene’, o la más esperada por las parejas: ‘38 que no juega’, que demuestra que se está a una caída de ganar la partida.

¿Quieres seguir leyendo sin restricciones?, ¡Suscríbete a EXPRESO!