Los inicios deportivos de Mikaela Enríquez Lasso fueron a temprana edad, a los 6 años ya era parte de la gimnasia rítmica. La falta de apoyo no le permitió quedarse en esta disciplina y tuvo que migrar hacia otro espacio, el karate.

La decisión de dejar al deporte con el que empezó su vida no fue fácil, pero asegura que hacerlo le permitió conocer un mundo maravilloso, en el que ha logrado grandes sueños y en el que sigue luchando en busca de otros cuantos.

“Siempre creí que este era un arte marcial diferente, tenía la facilidad de flexibilidad que gané en la gimnasia, eso ayudó que el camino fuera más accesible, avanzar y llegar rápido a los resultados”, expresa la deportista originaria de Portoviejo, provincia de Manabí.

Mikaela, a base de esfuerzo y trabajo, ha conseguido logros significativos para su provincia y el país. En sus primeros juegos nacionales obtuvo medalla de bronce y en todas sus participaciones conseguir preseas ha sido una constante.

Ya en el 2018 se convirtió en campeona nacional, objetivo que ha repetido durante cuatro veces de forma consecutiva en las categorías de peso y edad en las que ha competido. Esto le ha permitido estar en el ranking nacional. Además, ha ganado nacionales juveniles.

Mikaela también fue subcampeona en el Campeonato Panamericano celebrado en Guayaquil el año anterior, evento deportivo en el que participaron 20 países. Esto la catapultó al Mundial Juvenil de Karate que se efectuó en Santiago de Chile. Allí obtuvo el 7mo. lugar en el ranking mundial, un logro destacado.

“Estar en una competencia genera una mezcla de sentimientos y emociones, es muy difícil saber con quién te enfrentarás, pero previamente estudio a mis posibles contrincantes para ver qué estrategia usará en el combate, en el tatami se tienen que ir todo y poner mucho corazón”, exteriorizó la karateca.

Un logro más que significativo para Mikaela fue el de lograr entrar en el Alto Rendimiento del país, lo que le permite estar bajo estrictos pero favorables entrenamientos y gozar de beneficios como pagos de viajes, entre otros.

El anhelo más grande que persigue es entrar en un ciclo olímpico, el mismo que empezará el siguiente año con Juegos Bolivarianos, Panamericanos y otras lides deportivas de renombre mundial.

“Anhelo estar en unas olimpiadas, para eso estoy trabajando, la clave para lograrlo lo divido en cuatro pilares, disciplina basada en la puntualidad, el grado de respeto al entrenador, compañeros y, asimismo, la constancia, el no rendirse a pesar de las adversidades, la perseverancia basada en dar todo día a día en los entrenamientos y por último la humildad de reconocer que un día se puede ser campeón y al siguiente día caer en alguna batalla”, aseguró.