La fiesta flamenguista arrancó con el último pitazo del árbitro Patricio Loustau en la final jugada en el Monumental y acabó a altas horas de la madrugada guayaquileña.

En Puerto Santa Ana retumbó la samba, la batucada y las canciones del Mengao, que pusieron a cerca de 300 hinchas rojinegros a pararse en las sillas, gritar y bailar al ritmo de la música.

El “Uma vez Flamengo, sempre Flamengo, Flamengo sempre eu hei de ser” y “Campeón, campeón, Flamengo campeón”, resonaron hasta que prácticamente los aficionados brasileños se quedaron sin voz.

“Somos los mejores de América. Flamengo campeón. Ahora vamos a disfrutar desde Guayaquil hasta Río. Estamos viviendo un verdadero carnaval”, gritaba con la voz ronca de tanto alentar y cantar Emilio Cunha, que llegó a Ecuador con un grupo de camaradas flamenguistas.

“Aquí nos quedamos festejando. Es la primera vez que puedo ver a mi equipo campeón fuera del país, así que no vamos a parar de celebrar hasta volver a Brasil. Somos campeones”, repetía el hombre de 23 años, que brincaba de la emoción junto a varios hinchas más.

Puerto Santa Ana se convirtió durante toda la semana en el sitio de concentración de los seguidores del Flamengo, que por varios días hicieron fiesta en el sitio y luego del triunfo no fue la excepción. “Qué lindo Guayaquil. Me encanta Puerto Santa Ana. Amo Ecuador y amo a Flamengo, el mejor de América”, decía Luisao Sensei, brasileño que también vivió la final en el Monumental.

Golpeando las mesas, parándose en las sillas y bailando todos los ritmos que sonaron, los hinchas celebraban la obtención de un nuevo título de campeón.