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Bruno Henrique ha anotado los tres goles de Flamengo en esta serie.EFE

Barcelona no pudo con Flamengo y quedó eliminado de la Copa Libertadores

Los toreros compitieron, pero su ineficacia lo terminó condenando en la llave ante los brasileños

Es un cliché, pero es una realidad contundente: En el fútbol se gana con goles y para hacerlos hay que ser efectivos. Ese detalle es trascendental en una semifinal de Copa Libertadores y el que perdona, usualmente, termina lamentando su benevolencia porque le rival, si encuentra las opciones, te sepulta. Eso pasó en la serie entre Barcelona y Flamengo

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El estadio Monumental se llena de hinchas y optimismo

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Mientras los locales desperdiciaron oportunidades claras de anotar, la visita sacó su jerarquía y fue letal de cara al arco amarillo.

Los primeros minutos fueron de pura emoción e intensidad. Era ida y vuelta, El fútbol pasaba por los pies de Bruno Henrique quien era el desequilibrio y velocidad por izquierda para los brasileños, mientras que por esa misma banda, pero para Barcelona en ataque, era Byron Castillo el que recorría y generaba daño.

La primera llegó, precisamente, tras una jugada individual de Castillo que logró centrar preciso para Mastriani, quien de un testazo puso de pie a todo el estadio Monumental. Pero el tiro fue con poca potencia y Diego Alves contuvo. La jugada se cerraba con aplausos de la gente. Se sentía la ilusión.

El partido había iniciado con un gran ritmo, pero las faltas y molestias físicas de algunos jugadores, le fue restando esa fluidez que tenía en los primeros seis minutos.

De hecho, David Luiz dejó el terreno de juego por una lesión en el abductor y parecía que era una buena noticia para Barcelona porque el tercer central había sido expulsado en la ida, por lo tanto entró el cuarto: Gustavo Henrique.

Pero iba a llegar un golpe a la fe de la gente amarilla. Una pelota que Arao gana a Piñatares en el medio iba a terminar en gol. Everton Ribeiro agarró el balón unos metros más adelante del medio campo y filtró un pase en callejón a Bruno Henrique, quien se enfrentó mano a mano a Burrai y lo dejó desparramado en el camino.

A pesar del tanto, el Ídolo siguió buscando el arco contrario y en los pies de Emmanuel Martínez hubo dos claras oportunidades, una afuera y otra en manos de Alves. Mario Pineida tuvo otra, pero el portero brasileño era incorregible.

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Para el segundo tiempo iba a entrar Damián Díaz, pero aunque intentó darle otro matiz al juego, tan solo cinco minutos de iniciado, una jugada en la que todo los jugadores de Flamengo la tocaron iba a terminar de acribillar las esperanzas de los más de 10 mil fanáticos en las gradas del Monumental.

De nuevo, Bruno Henrique definía suelto y, libre de frente al arco de Burrai, ponía el 0-2, el 4-0 de la serie y que era una estocada final. Los toreros tenían que hacer cinco.

Apenas se jugaba 50 minutos y el trámite fue decayendo futbolísticamente. Flamengo hacía su trabajo y le escondía la pelota al equipo amarillo. El local corría, pero ya con más corazón que con orden.

La sensación de derrota se percibía. El público frenaba el canto incesante y en el campo los jugadores se mostraban alicaídos. Sumado a esto, el Fla lograba jugar con los nervios de los toreros cortando la fluidez de juego y tomándose unos minutos para quitarle ritmo.

En los últimos 10 minutos, la hinchada amarilla se dio cuenta que la suerte estaba echada y al contrario de callar, levantaron el ánimo de sus jugadores cantando el “ole” cuando los toreros la paseaban. Después de todo era el reencuentro del hincha con el equipo de sus amores. Había que molestar en algo a los visitantes. Era una fiesta.

En el fútbol no se perdona y Barcelona perdonó en Brasil y Guayaquil. Así es muy difícil tumbar a estos gigantes millonarios. Flamengo y Palmeiras, finalistas de la Copa Libertadores 2021.