El gol de Édison Vega alimenta el sueño de los orientales en su afán de conseguir el primer título nacional de su historia. Es que con la victoria de Papá 1-0 ante Barcelona en condición de visitante, tan solo con un empate en el Gonzalo Pozo, los quiteños darán su anhelada vuelta olímpica el domingo 13 de noviembre en la final de vuelta.

Los dirigidos por César Farías aprovecharon el momento preciso para marcar el tanto que desequilibró el encuentro. En un tiro de esquina a los 65 minutos, y sobre la marca de un Tito Valencia recién ingresado por la lesión de Pedro Pablo Velasco, el volante Vega vulneró el arco canario, en medio de la frustración de los hinchas toreros que llenaron el Monumental.

Intenso, así fue el desarrollo del partido, con ambos equipos buscando el arco contrario. Mientras, el duelo se picaba también fuera de la cancha, con reclamos de Fabián Bustos, técnico canario, al árbitro Augusto Aragón por decisiones que consideraba injustas, y César Farías, estratega oriental, lamentándose por la pérdida de tiempo. Es que todo valía para imponerse en un encuentro que se lo disputó con el rigor de una final.

En un estadio Monumental repleto de ansiosos hinchas amarillos hambrientos de triunfo, Damián Díaz fue el encargado de manejar los hilos del Ídolo buscando conexiones y espacios para que sean aprovechados por Fidel Martínez, Érick Castillo y Jhon Cifuente, sin embargo su mejor socio fue Jonathan Perlaza por la banda izquierda, intentando desequilibrar.

Mientras los canarios tenían la iniciativa, los defensas Henry Cangá y Ricardo Adé cortaban los avances canarios. Con lo que no contaban los zagueros del Papá era con un desvío de Carlos Cuero, que por poco se mete en la puerta de Hernán Galíndez, pero se desvió por poco al córner.

El cotejo era de ida y vuelta, una muestra de aquello es que el propio lateral auquista quiso reivindicarse con un ataque que el golero Javier Burrai sacó al tiro de esquina.

El grito de gol se ahogó en los aproximadamente 50.000 aficionados del Ídolo en el Coloso del Salado cuando Cifuente cabeceó y la pelota impactó en uno de los verticales.

Como era un toma y daca, Francisco Fydriszewski dominó un balón dentro del área y por poco silencia el escenario deportivo, pues su tiro se fue apenas desviado.

El primer tiempo cerró con un tiro de Michael Carcelén que pasó cerca del arco de Galíndez, poniéndole el sello el empate a cero en la primera etapa.

Para la complementaria, el Ídolo fue más incisivo que su rival en busca de la ventaja, su condición de local lo obligaba, pero el tanto de Vega y con ello la intensidad de los dueños de casa se convirtió en desorden, algo que fue aprovechado por los visitantes que manejaron el encuentro y supieron mantener la ventaja, con la que van a la vuelta en su casa, en su estadio, con su hinchada lista para festejar, pero ante un Barcelona obligado a ir por la épica.