Desde los ocho años, Andrés Muñoz empezó a soltar golpes, subir la guardia e imaginar que boxeaba contra los mejores pugilistas del mundo, como el panameño Roberto ‘Mano de Piedra’ Durán.

El ecuatoriano, de 30 años, recuerda que en una bodega de su casa, al sur de Quito, allá por 1990, su mamá, Beatriz Morán, guardaba unos casetes de VHS que fueron el enganche para que el quiteño comenzara a amar el deporte de las narices chatas y las orejas de coliflor, como se conoce también al box.

Y es que lo que empezó como una forma de aprender a defenderse, porque “era una persona tímida a esa edad”, se convirtió en una pasión y un intento de hacer una profesión que le permita ayudar en casa.

Sin embargo, la falta de apoyo por parte de las entidades públicas y privadas hicieron que se decante por ser policía, algo que actualmente ejerce en el distrito Joya de los Sachas, en la provincia de Orellana.

Luego de cinco años en la fuerza policial, el también púgil tricolor Erick Bone, con quien tiene una buena amistad, le propuso volver al tinglado de la mano del entrenador Manuel ‘Sombra’ Delgado.

“Fue en 2019 cuando decidí debutar dentro del campo rentado en lo profesional y hasta la fecha tengo un récord de seis peleas ganadas; de ellas cinco por la vía rápida (KO), una perdida y un empate”, comentó el cabo segundo, quien entró a esa institución con la idea de ser agente antinarcóticos. Una vez adentro, fue agente de inteligencia, rama que hoy en día valora mucho.

Compaginar las dos carreras y tener éxito en ambas es algo que al capitalino le ha significado un sacrificio y esfuerzo enorme, no obstante, reconoce también que el constante apoyo de su madre, quien además es su mánager, y el de sus compañeros policías lo motivan a seguir adelante.

Un día normal de Muñoz empieza a las 05:30 con el entrenamiento, luego a las 08:30 ingresa al servicio policial hasta las 15:00; posteriormente vuelve al gimnasio y desde las 19:00 a 23:00 se coloca de nuevo el uniforme. No para.

Pese a la incesante actividad de las dos carreras, Muñoz no ha pensado en dejar el boxeo, pero sí ha tenido momentos de flaqueza. “Hay días en los que me siento cansado, pero siempre encuentro motivación para continuar”, manifiesta.

Y es que el trabajo es en equipo, así como la Policía lo ayuda en coordinar sus horarios, su madre, de 62 años, fue reconocida como la mejor mánager 2022-2023, por parte de la Comisión Ecuatoriana de Boxeo Profesional.

Andrés no se queda atrás, pues también fue condecorado por la Asamblea Nacional al mérito deportivo, alegría que compartió con sus hijos Andrés Alejandro, de siete, y Carlos Andrés, de cinco años, quienes siempre lo acompañan a las peleas. Hoy, su hijo mayor quiere seguir sus pasos.

Hasta que eso pase, Muñoz ya cuenta con cerca de nueve años en la Policía, es cabo segundo y está desarrollando el curso de ascenso para ser cabo primero; mientras que en el boxeo está unos cuatro años. En los pocos ratos libres que tiene realiza campamentos de entrenamiento para no perder la forma física.

De momento, el boxeador tiene previsto el 29 de julio ser parte de una nueva cartelera boxística en Quito, donde disputará el título latinoamericano de la Universal Boxing Organization (UBO) ante el colombiano José Luis Prieto.

Sea cual fuera el resultado, Andrés dice que su principal objetivo a largo plazo, más que conseguir un cetro mundial, es que “renazca el boxeo en Ecuador y ser un ícono dentro de esta disciplina, llegando a ser el campeón del pueblo”.