Expertos en el tema automotriz aseguran que el sistema de escape es uno de los más importantes del vehículo porque, de fallar, podría poner en riesgo la vida del conductor, sin que ni siquiera se percate del riesgo.

Cuando analiza el tema, Jorge Morocho, profesional con cuatro décadas de experiencia, asegura que aquel sistema posee un catalizador que es vital, tanto para evitar la contaminación del ambiente como para proteger a los ocupantes del vehículo, pues si existe alguna fisura interna puede intoxicarlos y costarle incluso la vida a los pasajeros.

“Hay casos de personas que han fallecido porque desconocen que existe una fuga de monóxido, pero encienden el aire acondicionado y se quedan dormidos (fallecen por la denominada “muerte dulce”). Otra tragedia que podría generarse es que el conductor pierda la concentración por inhalar ese desecho, lo que le causa sueño y derivaría en un siniestro de tránsito”, explica.

Junto al técnico Jorge Rosario coinciden en que a nivel local existe mucho descuido de los usuarios, quienes “no se preocupan mucho para que el vehículo esté en buenas condiciones técnicas y mecánicas, sino cuando ya el carro les da molestias e incluso ni les enciende a la perfección”, comenta Morocho.

Rosario refiere que, según su experiencia profesional, muchos conductores solo acuden al chequeo del sistema de escape previo a la revisión vehicular, aunque aclara que el hecho de que los vehículos modernos tengan catalizadores beneficia el ambiente, algo que favorece.

“Un carro, así sea nuevo, necesita hacer la revisión del sistema de escape cada 20 mil kilómetros, lo que comprende el análisis de todos los conductos y componentes que nacen desde el múltiple de escape hasta la parte por donde se expulsan los gases al exterior, mientras el vehículo está encendido”, precisa Rosario, quien además refiere que la pieza que regularmente se cambia en cada mantenimiento es el catalizador, que cumple su vida útil.

Una de las alertas de que el sistema de escape está presentando fallas es que el vehículo se ahoga o emite ruidos fuertes y extremos. “Cuando existen complicaciones se tapona el escape y el vehículo pierde arranque; e incluso algunos ya no quieren ni encender. Sucede aquello cuando el catalizador se destruye”, indica Morocho, y recalca que en ocasiones se escuchan sonidos similares a los que genera el disparo de un arma de fuego, pero los conductores hacen caso omiso.

En la actualidad, propietarios de los talleres que proporcionan mantenimiento al sistema de escape, consultados por Diario EXPRESO, han referido que tienen mínima la actividad, puesto que es poca la gente que, por ejemplo, coloca silenciadores o retumbadores al tubo de escape de su carro. “Debe ser por la situación económica, pero es poquísimo el movimiento”, remarca Morocho, e indica que el sistema que más rápido se deteriora es el de gasolina.