El aislamiento preventivo obligatorio es una de las medidas de seguridad para evitar la propagación de COVID-19. Por ello, las familias se han visto obligadas a adoptar una serie de actividades para evitar el estrés mientras dura el “encierro”, ¿pero cómo hacer para que los perros tampoco se aburran?

El médico veterinario Danilo Cevallos considera que la creatividad de los dueños de los canes es clave para sobrellevar estos días. Sin embargo, recalca que tenerlos en casa las 24 horas del día no es lo correcto.

“Basta media hora para que los saquen a caminar o así sea estar un rato afuera de la casa, ellos verán a otras personas y sacarán el estrés que tengan acumulado”, sostiene Cevallos, quien, además, hace énfasis en que antes de entrar a la vivienda los dueños deberán desinfectarles las patas.

Añade que durante el día, los integrantes del hogar pueden participar en juegos con los perros, ya que esto beneficiará a tener una convivencia mucho más divertida. “Aprovechen los espacios y si tienen patio, ¡en buena hora!”.

El veterinario zootecnista Heraldo Barzola coincide con Cevallos, en que los dueños aprovechen las horas permitidas para salir y dar pequeños paseos en la ciudadela.

No obstante, advierte que al igual que los seres humanos, los animales expuestos en áreas contaminadas “pueden transportar partículas del virus, por lo que es necesario lavar sus patitas y el pelaje”.

Por su parte, la terapista neural veterinaria Beatriz Cabrera opina que por la cantidad de casos positivos por el coronavirus en el país, algunas personas pueden sufrir pánico o miedo, lo que contribuye a que las mascotas se angustien.

“Hay que tener en cuenta que el estrés es un conjunto de emociones. Ellos (los perros) escuchan, sienten cuando los seres humanos sufren, tienen miedo e incluso frustraciones”, precisa.

¿Cómo saber cuando las mascotas sufren un cuadro de ansiedad? La también docente explica que los canes tienen muchas formas de manifestarse cuando están agobiados. Por ejemplo, meten su cola entre sus patas, se la muerden, se portan agresivos, tienen salivación abundante, jadeo, dan muchas vueltas, dejan de comer e incluso hacen vómitos esporádicos.

Otros síntomas pueden ser sus patitas sudorosas o se rascan más de lo debido. Esto podría ocasionar enfermedades fisiológicas, así como padecer “depresión y la pérdida de apetito y de pelo”.

Ante esta situación, Cabrera sugiere realizar terapias con flores de Bach (esencias naturales), incrementar el tiempo para juegos en cualquier espacio de la casa, y aumentar las muestras de cariño.

“Con los cuidados debidos, salgan a darles un pequeño pase, denle de comer bien, un buen baño. Es momento de entregarles golosinas y luego ejercicios para que duerman bien”, concluye.

• ¿Qué pasa con los gatos?

La ansiedad también puede afectar a los gatos. Los dueños pueden reconocerlo cuando los felinos presentan síntomas como cuando marcan territorio con su orina, exageran al abrir la boca, arañan las cortinas, muestran agresión o dejan de comer.