Fundación
Las personas de escasos recursos acuden, previa cita, a recibir los pañales en la fundación.Cortesía

Un banco de pañales en busca de ayuda

La Fundación María Gracia lidera la iniciativa. Pide donaciones, pues desde que comenzó la pandemia aumentaron las necesidades

En los días en que la pandemia estaba en su punto más alto en Guayaquil, afuera de la Fundación María Gracia, en Urdesa, hubo días en que más de cien personas hacían fila, sin mascarilla, pegadas unas a otras, desesperadas por conseguir pañales. Las historias conmovían a las voluntarias, quienes trataban de mantener el orden y las normas de bioseguridad entre quienes llegaban.

En algunos casos eran mujeres que buscaban ayuda para sus hijos con discapacidad, en otros se trataba de personas que habían ingresado en la larga lista del desempleo y se habían quedado sin dinero. No tenían para la comida y mucho menos para los pañales. Estaban también quienes solicitaban esa donación para sus adultos mayores o para personas que habían sufrido algún accidente.

El Banco de Pañales Óscar, que se constituyó en diciembre pasado, se quedaba desabastecido a diario. Y aún ocurre, pues desde que empezó la pandemia y ante la crisis económica que se vive son más las personas con necesidades.

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Las redes sociales de la fundación se han convertido en el medio de contacto con los beneficiarios. Cuando llegan los paquetes, las voluntarias comunican por esa vía e indican las tallas disponibles. De inmediato reciben los pedidos y entonces ellas organizan los días de entrega.

Desde que la fundación nació, en 1987, han conocido de cerca las necesidades, especialmente de quienes se encuentran hospitalizados.

Este tipo de entregas ha sido parte de la ayuda. Pepita de Zevallos, quien dirige la fundación, recuerda que el año pasado vivieron momentos duros cuando pensaron que no recibirían más pañales, pues en octubre la fábrica que se los entregaba anunció que cerraba sus puertas.

Pero cuando llegó diciembre, una familia amiga les comunicó que había comprado el negocio y que las donaciones continuarían. Lo único que pedían era que ese banco de pañales llevara el nombre de su hijo Óscar, quien falleció siendo un niño.

Pañales
La donación se realiza según las tallas disponibles. También hay para adultos, aunque son más difíciles de conseguir.Cortesía

Así lo hicieron para seguir con esta campaña que consideran necesaria, pues aseguran que una de cada tres familias no tiene suficiente dinero para este tipo de gasto y que un niño sin cambio de pañales sufre por las escaldaduras sangrantes que le causan dolor y no lo dejan descansar. Además por las infecciones, sobre todo en las niñas. Y recuerdan que detrás de ellos hay madres que padecen por el llanto permanente de sus bebés y porque en esos casos aumentan los egresos por las medicinas para las infecciones o llagas en la piel.

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Cada día la fundación necesita más ayuda, por eso piden donaciones que permitan seguir nutriendo a este banco.

Para tratar de atender a la mayor cantidad de familias, entregan entre 24 y 40 pañales por cada solicitante. Saben que la situación es tan complicada, que hay quienes por la necesidad intentan venderlos. Por eso la entrega va acompañada de un mensaje sobre cómo aquello puede afectar la salud de los niños.

Mientras esperan que aparezcan las manos solidarias, continúan con la ayuda a los pacientes y piensan también en un banco de leche.