La gente del barrio se moja en las veredas bailando durísimo, meneando culos y caderas como si ellos dominaran el camino de la vida, como si los culos y caderas sostuvieran al mundo”, narra Ainhoa, la protagonista de ‘Fiebre de carnaval’.

Y es que en esta novela de la escritora esmeraldeña Yuliana Ortiz Ruano, el carnaval no son solo cuatro días de febrero, sino que puede parecer eterno. “Es cualquier fiesta en la que la gente se amanece, y como en Esmeraldas el calor no deja un segundo de azotar, un buen manguerazo o un balde de agua te cae y tú hasta dices gracias”, señala en la historia.

Tras publicarse el año pasado con el sello español La Navaja Suiza, y luego en el país con Recodo Press, la primera novela de Ortiz Ruano -poeta que ya había dejado su huella con obras como ‘Sovoz’ (2016), ‘Canciones desde el fin del mundo’ (2018) y ‘Cuaderno del imposible regreso a Pangea’ (2021)- ha continuado cosechando galardones.

En 2022, la obra fue parte de la lista de Los 50 Mejores Libros de 2022 de la revista Babelia del diario El País y Vanity Fair España la recomendó en su lista de libros para obsequiar en fin de año. En enero la novela obtuvo el Premio IESS a la Ópera Prima en Italia, y concluye el 2023 con un nuevo reconocimiento: el premio Joaquín Gallegos Lara en la categoría novela.

El carnaval de la obra es un hito explosivo en el calendario de la carne, donde la liberación y el dolor confluyen para narrar una historia de violencia, caos, secretos y oscuridad. “Creo que lo trágico y lo festivo conviven”, ha señalado la escritora en una entrevista.

Y eso es sin duda lo que pasa en esta novela. Esta abre con una muerte; la del ñaño Jota, e inmediatamente se suma al trágico suceso la música.

El ritmo marca incluso el paso de lo innombrable, y en el transcurso del tiempo, el lector entiende que este paraíso terrenal, donde hasta las flores muerden, hay música para ahora, para después, para la muerte, para el nacimiento, para el amor y hasta para los golpes.

Y a ese ritmo, Ainhoa se da de bruces contra la realidad. El primer rechazo que soporta es el de su cuerpo, que huele a mar, y no a niña, incluso cuando se baña. De ahí vendrá el horror: el niño que quiere tocar sus partes íntimas, el hombre que quiere meter un dedo en su boca, y el terror del hogar, donde no está a salvo.

La voz de la pequeña es impresionante, pues desde su perspectiva, su desconocimiento de los límites familiares y de la violencia, genera ternura y zozobra. Y es que crece, como tantas niñas en nuestro país y otros de la región, envuelta en un sistema patriarcal, donde la violencia sexual es una cosa cotidiana y donde quienes la rodean parecen no medir la gravedad de lo que sucede.

‘Fiebre de carnaval’ no ofrece luces tenues ni sutilezas. Todo está ahí, a la vista, empezando por el lenguaje, que nos obliga a cuestionarnos si es posible hallar la libertad en él.

“Antes de empezar a escribirlo ya sabía que tenía que ser así”, ha dicho Ortiz Ruano. “Encontré el concepto de lenguaje nación, de Kamau Brathwaite, que dice que el lenguaje nación es la lengua que se desentierra... Esta lengua enterrada o sumergida, emerge en la poesía popular”.

Si escribir es un acto de resistencia frente a la vida, esta novela lo asume en su totalidad, ofreciendo al lector una novela donde la belleza y la música dan vida, y el ruido de la violencia lo contamina todo.

BIOGRAFÍA DEL AUTOR.  Nació en 1992. Estudió Literatura en la Universidad de las Artes. Formó parte del grupo de investigadoras de Latinoamérica y el Caribe en el Mapeo de Feminismos Negros en Abya Yala. Ha publicado las obras ‘Sovoz’, ‘Canciones desde el fin mundo’ y ‘Litorales’.

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