Eran las 04:30 de la mañana del viernes 2 de diciembre cuando dos fuertes explosiones despertaron a los moradores del barrio Unión y Progreso, también conocido como La Aldea, ubicado en el cantón Quinindé, centro de Esmeraldas. La detonación de estos artefactos explosivos fue el punto más álgido del constante enfrentamiento entre bandas que mantiene atemorizados a los quinindeños.

Las explosiones de la madrugada fueron la antesala de fuertes ráfagas de armas de fuego que se escucharon casi en toda la ciudad.

Según testigos, sujetos fuertemente armados irrumpieron en el barrio y dispararon contra una vivienda de tres pisos.

No hubo heridos, pero sí angustia entre los habitantes de este sector.

Esta es una muestra de cómo se agrava la violencia en Esmeraldas y cómo se extiende a otras localidades de la provincia, que es parte del estado de excepción que decretó el presidente Guillermo Lasso el 1 de noviembre.

Ese decreto incluye a Guayas, Santo Domingo y la Provincia Verde. En estas jurisdicciones operan grandes bandas relacionadas con actividades narcodelictivas que luchan entre sí para ganar territorio. Eso les ayuda a tener poder en los puertos, desde donde se saca la droga al extranjero. Por otro lado, esa dinámica ayuda a sus planes de expansión para la venta de alcaloides bajo la modalidad de microtráfico.

La Policía tiene como hipótesis que los dos hechos violentos estarían conectados. Hasta la tarde del viernes 2 de diciembre se investigaban los detalles.

En este y otros cantones de Esmeraldas muchos ciudadanos han optado por salir lo necesario para evitar ser víctimas colaterales de algún ataque.