Ambiente. Julio Jaramillo en una de las escasas fotos que se han publicado de su juventud, rodeado de cuatro damas.

Vida bohemia

En 1951, de solo dieciséis años de edad, se unió a tres amigos de su edad llamados Holguer ‘Peluquín’ Jara, Raúl Espinosa y Luis Alarcón y se fueron a rodar por los pueblos de Manabí y Esmeraldas, cantando en trío, dando tumbos por algún tiempo y hasta tuvo que emplearse de zapatero para poder comer, hasta que un amigo les arregló sus documentos y pudieron viajar a Colombia. En Pasto y en Popayán tuvieron un éxito incierto.

De regreso alguien lo presentó una tarde en el programa de aficionados ‘Descubriendo Estrellas’ que dirigía Julio Morante en la Radio El Triunfo, ubicada en Rumichaca entre Colón y Alcedo, donde consiguió como primer anunciante a los ‘Zapatos Rapidol’, empresa de los hermanos Saltos Domínguez. Después lo hizo en otro programa similar de la Radio Cóndor, que dirigía Gonzalo Heredia, donde los ochenta o cien asistentes pagaban cuatro sucres cada uno. Allí conoció al requintista Rosalino Quintero, maestro que tanto benefició sus comienzos de cantante con sus arreglos musicales y el acompañamiento sin igual de su guitarra mágica.

Julio tenía una gran memoria musical, pues aprendía rápidamente las letras que solía escuchar y enseguida tarareaba. Sus canciones predilectas eran los boleros de Daniel Santos, los pasillos de Olimpo Cárdenas, algunos tangos de Carlitos Gardel, otros de Magaldi, valses de Armando Moreno con Enrique Rodríguez. Poseía dotes de compositor, siempre fue muy entonado y “fraseaba las letras” en forma impecable. En síntesis, nada le faltaba para convertirse en un gran cantante popular, ya que nunca tuvo la voz potente de un barítono o un tenor.

Hugo Reyes, amigo y vecino suyo, quien sería su representante personal, contaba que una noche, mientras bebía en un bar de los contornos aquejado por un desengaño, le pidió a “un negrito” que por allí rasgueaba la guitarra, canciones para halagar a una de las chicas del lugar. Cumplido el pedido, Reyes le invitó a su mesa, encontrando con sorpresa que este también sufría por esos días del abandono de una mujer. El joven no aceptó el dinero, pero le solicitó departir en amistad para desahogarse juntos. Así empezó una camaradería que subsistió muchos años, a pesar de que Reyes se enteraría después que Julio estaba enamorado de su prima, Elsa Reyes, a lo que Hugo se opuso rotundamente y Julio fingió hacerle caso, pero cuando compuso la canción ‘Elsa’, descubrió Reyes que Julio había traicionado la amistad, haciéndola su amante.

Ese año 51, en pleno auge de la era bananera y con dinero circulando entre los músicos populares de la ciudad, anduvo con una mujer que había sido amante de un policía y cuando este los encontró juntos no disparó por considerar muy joven al enamorador furtivo.

En el 52 mantuvo un compromiso con Blanca Pozo, mayor que él, en quien tuvo dos hijos. En esos días, quien cantaba en las radios era su hermano Pepe, que no quería que Julio lo hiciera.

El doctor Carlos Guevara Moreno, entonces líder del partido político Concentración de Fuerzas Populares (CFP), ordenó a su partidario Luis Orellana Erazo que hiciera grabar la marcha ‘Nuestro Líder’ compuesta por el músico chimboracense Ruperto Romero Carrión (Tixan 1926 - Santiago de Chile 1995). La interpretación estaría a cargo del trío Los Soberanos, inicialmente integrado por Abilio Bermúdez, Pedro Chinga y Alfredo Lamar. Al acercarse el día de la grabación, Lamar se quedó afónico y se le buscó un reemplazo. Bermúdez se acordó ‘del negrito’ que cantaba con Rosalino Quintero y fue a buscarlo. Julio aceptó y concurrieron a la Radio Ondas del Pacífico, donde grabó por primera ocasión. Cada uno de los tres músicos recibió trescientos sucres por el trabajito y solo se grabaron doce acetatos, uno para cada estación de radio donde debía pasarse la Marcha. Por eso no ha quedado el correspondiente registro para saber cómo fue dicha canción política denominada ‘Capitán del Pueblo’.