Vendiendo capitalismo en Cuba

Sostienen algunos autores que así como el liberalismo es la expresión política de la democracia, el capitalismo es su expresión económica. ¿Puede coexistir una democracia económica, esto es capitalista, no solo de Estado sino respetuosa del capitalismo privado y la libre empresa con, al mismo tiempo, severas restricciones a las libertades políticas? Pareciera que sí. China, con régimen de partido único -el comunista- y que controla la vida política desde el poder del Estado, no solo mantiene Hong Kong como centro financiero internacional -uno de los lugares con mayor libertad económica del mundo- sino que igualmente ha generado un gran número de millonarios que aumentan año a año. ¿Será que desde el fomento de la libre empresa, del capitalismo, se contribuye también a las libertades políticas o ello solo ocurre en sentido contrario: desde las libertades políticas se dan las libertades económicas? Esa pareciera la apuesta del presidente Obama en Cuba, luego de los fracasos de la línea dura y el bloqueo económico. Para ello, desde ahora se anuncian inversiones norteamericanas de alta gama: hoteles Starwood por ejemplo, acompañados de los respectivos vuelos aéreos y hasta una fábrica de tractores. Se sostiene, por supuesto, que la apertura de relaciones no incluye la pretensión de alcanzar cambios internos pero, se insiste en el derecho a decidir de los cubanos. Esa frase tiene varias lecturas posibles. Más todavía cuando a la convicción de que no se puede forzar el cambio se añade: ese cambio tiene que surgir desde adentro. Por de pronto, desde adentro ya se ofrece suspender el gravamen que ahora tiene el dólar y ello le quita una desventaja del 10 % respecto a otras monedas. En cualquier caso, es obvio que todo irá despacio. Quedan y es también obvio, cincuenta años de preguntas, cincuenta años de dudas.

¿Si la democracia económica es asumida, hacerlo podría dar paso a una democracia política tradicional, al modo chino o de una nueva manera? No es fácil llegar a conclusiones en uno u otro sentido. Hacerlo conllevaría un peligroso apresuramiento; intentar adivinar, además. Mientras tanto, sobre la base del respeto es evidente que la relación ha cambiado sustantivamente y aunque está sujeta a fuego amigo de ambos lados, también cuenta con fuerte apoyo.