Desde este año, los institutos tecnológicos también ofrecerán maestrías como las universidades y escuelas politécnicas; las suyas tendrán el mismo estatus de títulos de cuarto nivel, pero serán diferentes en sus objetivos y en las condiciones para cursarlas.

Para empezar, de los 286 institutos entre públicos y privados que funcionan en el país (según el boletín estadístico oficial de 2020), solo podrán ofrecer maestrías aquellos que alcancen la cualificación de ‘institutos tecnológicos universitarios’. A la fecha, no más de 25.

De igual forma, solo podrán cursarlas quienes posean el título de tecnólogo universitario. Esto es, los técnicos y tecnólogos que agreguen ese curso en su carrera en un instituto ‘cualificado’. Eventualmente, también los ingenieros, médicos o licenciados, siempre que también obtengan el título citado de ‘tecnólogo superior universitario’ con la homologación o validación de ciertas materias y el estudio de las restantes.

No obstante, estas maestrías están concebidas como una especialización técnica y el nivel o escala máxima dentro de las carreras tecnológicas; no como un ‘bypass’ con las carreras universitarias.

En esto trabajan los organismos rectores del sistema: el Consejo de Educación Superior (CES), la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt); y el Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Caces). El fin es fortalecer la educación técnica y tecnológica.

“En mi opinión, lo que no puede darse son otros MBA pequeños en Administración o una maestría tecnológica en Derecho”, dice a manera de ejemplo Fidel Márquez, el consejero del CES que preside la Comisión de Institutos Superiores Tecnológicos, así como la de posgrados.

Enfatiza que la educación técnica se enfoca en el ‘saber hacer’, en aspectos operativos y prácticos. Algo que está más definido en Medicina, donde doctores y tecnólogos médicos tienen más claros sus roles.

Pero esto es algo que no ocurre en todas las profesiones y áreas. A su criterio, la falta de profesionales técnicos y tecnológicos es lo que lleva a que usualmente se asignen sus tareas a licenciados o ingenieros.

La cualificación a los institutos que quieren ofrecer maestrías se basará en cuatro indicadores: infraestructura, docencia especializada, innovación y transferencia de tecnología e investigación. Es una tarea a cargo del Caces y es permanente, a diferencia de la acreditación.

Los institutos interesados en ello deben estar acreditados; presentar al CES un proyecto para convertirse en Tecnológico Superior Universitario; someterse a la cualificación; y, de conseguirla, presentar luego las propuestas de maestrías que van a brindar. A la fecha hay diez.

Uno de los que ya tiene la condición de cualificado es Argos. Su rector Jorge Calderón coincide con Márquez en que esto permite continuar una trayectoria académica y profesional paralela, pero no inferior, a la de una carrera universitaria.

Y en que tanto las carreras como las maestrías tecnológicas deben poner énfasis en el componente práctico. Para ello deben considerar la necesidad de mano de obra calificada que tiene el sector productivo en su respectiva zona o región.

La vicerrectora Monserratt Bustamante acota que las empresas deberían poner énfasis en definir cuáles son las competencias y las habilidades que necesitan, que tenga o domine el personal que van a incorporar, antes que en el título.