El síndrome de Down no alejó a Sofía Orquera de la ‘U’

El sindrome de Down no alejo a Sofia Orquera de la ‘U’

De niña, Sofía Orquera apenas hablaba. Un día, cuando ya era adolescente, vio a un menor con síndrome de Down.

De niña, Sofía Orquera apenas hablaba. Un día, cuando ya era adolescente, vio a un menor con síndrome de Down, en una iglesia. Recuerda que le dijo a su madre: “cuando sea grande, quiero estudiar para ayudar a los pequeños que no hablan, que tienen dificultades como yo”.

Hoy, Sofía es la primera persona con este síndrome que obtiene una licenciatura en Ecuador. Se graduó en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), en Educación Inicial.

Las dificultades comunicativas, dice Sofía, fueron superadas con su esfuerzo y el de sus familiares. Cecilia Dávila, su madre, la llevó a terapias de lenguaje, celulares e incluso acupuntura. Desde Ibarra, lugar de residencia familiar, viajaban a Quito para los tratamientos médicos. “Fue muy difícil traerla para una hora de tratamiento y luego volver, eran tres horas de viaje”, contó a EXPRESO la orgullosa madre. Con el tiempo, madre e hija aprendieron a hacer los ejercicios por su cuenta y repetir palabras frente al espejo.

En el colegio Sagrado Corazón de Jesús de Ibarra, Sofía tuvo un desempeño normal, en la primaria y la secundaria. Sin embargo, comprendía más despacio que sus compañeras. Por eso, cuenta su madre, en cada ciclo, había condicionamientos e incertidumbre.

Recordar el esfuerzo del camino andado y la discriminación que dice sufrió en los años de adolescencia, aún hacen llorar a Sofía. Pero también siente orgullo, porque continuó estudiando.

Guarda en la memoria anécdotas de esa época. Como cuando estaba en sexto curso y terminó exitosamente un largo cuestionario de Historia, como examen de grado. Ella compartió con sus amigas algunas respuestas, pero otras compañeras querían copiar su trabajo. Obtuvo la nota más alta de la clase. Fue entonces que supo que podría continuar estudiando e ir a la universidad.

“Tiene un carisma impresionante, no hay niño que se le resista”, destaca la madre.

En 2002, tras unos meses de intercambio en EE. UU., Sofía se matriculó en la UTE, en la carrera de Tecnología de Recreación Infantil. Luego se decidió por la licenciatura.

Se mudó a Quito, a un departamento que sus padres adquirieron para cuando sus hijos fueran a la universidad. Sofía es la menor de cinco hermanos.

La UTE acordó con la estudiante y su familia un plan para que, cada semestre, tomara una cantidad de materias que no le supusiera un esfuerzo excesivo, explicó a EXPRESO Lourdes Armendáriz, titular de la Dirección General del Estudiante. Con esta estrategia, a sus 33 años, Sofía consiguió graduarse. Fueron casi 10 años de estudios, pues hizo una pausa temporal.

En la universidad, Sofía dice que encontró mayor gusto por el aprendizaje, compañeros solidarios y amigos. La clave, dice su madre, fue no dejarla en casa.

Ahora Sofía quiere descansar. Le gusta escribir poemas, leer y armar rompecabezas. También quiere seguir un curso de oratoria para compartir su experiencia y ayudar a madres con hijos que tienen síndrome de Down.