El secreto oscuro de Pablo Neruda

El secreto oscuro de Pablo Neruda

Hubo una sombra en la vida del caudillo de la poesía sudamericana, Pablo Neruda, que todos los pactos y premios no pudieron borrar.

Hubo una sombra en la vida del caudillo de la poesía sudamericana, Pablo Neruda, que todos los pactos y premios no pudieron borrar. Décadas después de su muerte, la escritora Hagar Peeters prende la luz sobre este secreto tan bien guardado, el de Malva Marina Reyes, la única hija del poeta con su primera esposa, María Antonia “Maryka” Hagenaar y quien nació con hidrocefalia.

“Mi nacimiento fue como un accidente de tráfico. Me detuve en seco, me quedé atrancada, retenida en un lugar a media vida entre el interior y el exterior del útero, en un túnel negrísimo”, narra la autora en el primer párrafo de su obra, que ahonda en la inexistente relación entre padre e hija. Neruda, indica el libro, negó la condición de la pequeña durante su primer mes de vida, y luego la rechazó hasta el fin.

La historia de Malva ha sido contada a cuentagotas durante las últimas décadas, pero Peeters hace el intento por darle mayor contexto y mostrar otro lado del principal poeta latinoamericano y los demonios que lo aquejaban.

Quizás la parte más sorprendente de esta historia es que, tras huir de la guerra civil española, Neruda abandonó a su mujer y a su hija en Montecarlo, y no volvió a comunicarse con ellas, pese a las reiteradas cartas de ‘Maryka’ y sus intentos por contactarlo.

La mujer intentó, a la vez, por todos los medios dejar Europa, pues la Segunda Guerra Mundial había arrancado. Contactó por carta a todos quienes había conocido en Chile y Argentina durante la breve época que vivió en dichos países con el poeta y trató que ella y su hija ingresaran a un programa de intercambio de ciudadanos vigente entre Chile y Holanda durante la crisis.

¿Por qué no fue aprobada? El periodista Antonio Reynaldo, quien escribió la primera biografía de la pequeña Malva en 2004, contestó la pregunta y en ello también hace hincapié la autora de este libro. “Ella se lo pidió tanto a Pablo como al presidente chileno Alessandri, pero Pablo se rehusó a ayudarla porque eso le habría creado problemas, ya que existía un cargo contra él por bigamia. Ya estaba viviendo con Delia del Carril (su segunda esposa) en Chile. Y él se interpuso, se lo negó; la Javanesa quedó atrapada en Europa”.

El 2 de marzo de 1943, Malva Marina murió a consecuencia de la hidrocefalia. Neruda se enteró en México por un telegrama, que no respondió. La niña no es mencionada en sus memorias ni existe un verso dedicado a ella, más allá de una alusión, de tono autocompasivo, en el poema ‘Enfermedades en mi casa’.

El rastro de Maryka se perdió cuando dejó de escribir cartas al poeta reclamándole ayuda económica.

Maryka, indica la obra, “vivió el resto de su vida en soledad y zozobra. Había nacido con el siglo y murió en La Haya en 1965, sin el reconocimiento que había esperado por su sacrificio personal”.

De la muerte de su exesposa el poeta tampoco habló, pero el anuncio le vino bien. En 1966, tras recibir la confirmación del fallecimiento de esta, Neruda apresuró sus planes nupciales para finalmente contraer matrimonio con la cantante Matilde Urrutia, su tercera mujer.

La tumba de Malva permaneció en el anonimato hasta 2008, cuando fue encontrada en Europa y tras que varios biógrafos del autor confirmaran la historia, que hasta entonces no constaba en los libros sobre el poeta. De la pequeña quedan pocas fotos y nada más.