La división política de Alianza PAIS, que se evidenció esta última semana, me lleva a preguntarme a quién representa el bloque de asambleístas liderado por Gabriela Rivadeneira y otros.

Me hago esta pregunta porque ante los casos de corrupción presentados contra el vicepresidente de la República, lo comprensible sería que todos los asambleístas promovieran una investigación profunda de los hechos, ya que se discuten situaciones que involucran presumibles casos de corrupción contra el país.

La Asamblea tuvo diez años de silencio, de una comisión de fiscalización que nada fiscalizó, ante la cual se presentaron situaciones evidentes para todos quienes escuchábamos, menos para una comisión de fiscalización ausente. Frente a ello me pregunto una vez más, a quién representaba esa comisión y qué intereses protegía.

Ahora, con la propuesta de consulta popular, a propósito de la reelección indefinida, me cuestiono si los asambleístas que votaron por esa reelección indefinida en su momento están seguros de que la medida goza de respaldo popular. ¿No es acaso esta la oportunidad ideal para consultar al pueblo y reafirmar si en verdad esa es la decisión que todos queremos? Oponerse a ello me plantea la interrogante de a quiénes representan y qué intereses protegen los que se oponen.

Estando conscientes de la realidad de una Asamblea ausente, con decisiones tan serias como las tomadas por el CAL ante los pedidos de juicio político al vicepresidente, en los cuales una de sus miembros salía en la prensa nacional pronunciando su criterio personal, de si procedía o no el juicio político, cuando era parte del cuerpo colegiado que debía pronunciarse, me pregunto una vez más, ¿a quién representan y qué interés protegen?

Los hechos descritos son un triste epílogo de una labor de algunos representantes de un pueblo que confió en que sus mandatarios realmente los representarían y que protegería sus intereses. La pregunta final es otra vez la misma: ¿han cumplido esa labor, a quiénes representan y qué intereses defienden?