Recuperar la tranquilidad

El país no puede dejarse someter por los brutales crímenes cometidos últimamente por la delincuencia organizada. Se debe enfrentar el problema sin eludir su dimensión, sus orígenes y efectos, y elaborar una estrategia futura que permita recuperar la tranquilidad.

La situación requiere cooperación internacional, no podemos limitarnos a pensar que somos víctimas del conflicto colombiano desplazado a nuestro territorio. El narcotráfico ha crecido mucho, influye en la violencia en América Latina, que con el 8 % de la población reporta el 38 % de homicidios a nivel mundial.

El anterior gobierno desmanteló dos organismos de tradicional importancia en la vida democrática del país: el Consejo Nacional de Seguridad y la Junta Consultiva de Relaciones Exteriores. Las Fuerzas Armadas y el Servicio Exterior fueron reducidos a formar parte de la burocracia gubernamental, olvidando que ambos deben responder a políticas permanentes del Estado.

Mantener la paz es uno de los retos más difíciles que tiene una sociedad y quienes la gobiernan. Hay dos medios que pueden utilizarse: la fuerza o la persuasión. Siendo el ser humano racional, lo lógico es utilizar la razón. Lamentablemente, a lo largo de la historia se ha demostrado que “el hombre es el lobo del hombre”, como lo sostuvo Hobbes.

La tesis del “ojo por ojo“ no es la más aconsejable. Mahatma Gandhi, gran defensor de la paz, advertía que actuando así el mundo se quedaría ciego. Existen mecanismos de disuasión. La violencia no se la extermina con más violencia, de la misma manera que el mal no puede combatirse con el mismo mal, sino con actitudes de bien.

La Unesco impulsó a fines del siglo pasado la creación de la cátedra Cultura de paz, buscando cultivar conductas apegadas a una convivencia pacífica, respetuosa de los derechos humanos, consciente de que vivimos en un mundo donde predomina el consumismo y en el que prevalecen criterios y apetencias individuales. El presidente Lenín Moreno debe cohesionar una postura nacional en materia de seguridad y llamar a colaborar a las personas con mayor experticia en las distintas áreas que tienen que ser atendidas por el Estado.