“Pierda hasta 20 libras en un mes”, “mejore su potencia sexual”, “llegó la cura para el cáncer”... En las redes sociales y en las plataformas de comercio virtual se promocionan productos con estos enganches. Son las medicinas ‘milagro’ que, en muchos casos, han sido vetados en otros países por no declarar su contenido real, lo que pone en riesgo al consumidor.

Estos ‘remedios’ se introducen en Ecuador, con servicio de entrega a domicilio, pese a que, según el Código Penal, existe sanción de cárcel para quien venda fármacos que incumplan las exigencias de su composición y eficacia. Incluso, en Guayaquil, hay quienes ofrecen encontrarse con el comprador en un centro comercial para concretar el negocio. Logran la venta aunque esos productos no tienen registro sanitario nacional. Es decir, que aquí no se ha validado su contenido.

Las autoridades sanitarias del país lanzan alertas en sus redes y en su página. Han detectado productos que se ofertan en el país por la web y que contienen sustancias no declaradas, peligrosas para quienes sufren del corazón, del hígado y los riñones. En México, se reveló que estos fármacos ponen en riesgo a 230 millones de personas en el mundo.

Sin irnos lejos, en Colombia, la preocupación fue tal, que en febrero se llegó a un acuerdo con Mercado Libre para dar de baja en su portal las publicidades de más de 250 productos de este tipo. Pero se siguen vendiendo.

Fernando Rosero, médico guayaquileño y miembro de la Sociedad de Farmacología, dice que en el país se están viendo los casos de personas que se ponen en riesgo por ese deseo de querer bajar muchas libras en poco tiempo. “Hay productos prohibidos en el mundo, que producen una disminución del apetito, pero con consecuencias fatales”. Y agrega que falta control.

Además, la medicina ‘milagro’ se vende hasta para pacientes tan delicados como son los de cáncer.

En casos como este, la desesperación de los pacientes por hallar una cura, los lleva a probar de todo. Hay que entenderlos, dice Jorge Moncayo, médico oncólogo y tutor de posgrado en la Universidad de Guayaquil. Pero reconoce que le preocupa que algunas veces los pacientes toman estas alternativas como primera opción y dejan a un lado su tratamiento, con las peligrosas consecuencias.

“Hay ciertas medicinas a las que no se les ha comprobado, por ningún medio clínico, que sean o no beneficiosas para el paciente”, explica.

En este, como en el caso de otras enfermedades, es importante que la persona consulte con su médico para revisar juntos cuál es el contenido de ese fármaco. No solo el que viene descrito en la etiqueta, sino que se debe buscar información oficial para saber si este no ha sido prohibido en algún país o si se conoce de denuncias por no reportar sus componentes.

Pero, ¿por qué la gente sigue comprando productos como estos pese a que se ha difundido mucho de sus riesgos?

Claudia Vásquez, psicóloga clínica guayaquileña, se refiere a quienes ven en productos como estos esa opción de tener buenos resultados, con cero esfuerzo. Pero también habla de aquellos que no saben que las curas milagrosas no existen. Es una preocupación mundial.

En España, por ejemplo, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios, se llega a gastar hasta 2.000 millones de euros al año en este tipo de remedios. Un mal que crece, por las dificultades de controlar lo que se ofrece en la web.

En Ecuador, no se conoce cuánto mueve este mercado. EXPRESO solicitó desde el lunes 26 de septiembre una entrevista con la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) para hablar sobre cuántas alertan se han dado y qué tipo de medidas se están tomando, pero hasta el cierre de esta edición, no tuvimos respuesta.