“Mi camino hacia la candidatura presidencial fue inesperado, pero lo abracé por el poderoso legado de Fernando (Villavicencio), un legado que no podemos dejar desvanecer”. Así empiezan las introducciones y las presentaciones de Christian Zurita como el sucesor de Fernando Villavicencio. Y digo introducciones porque el grupo que ha seguido de cerca a Villavicencio puede conocerlo, ¿el resto del país? Será conocido como el sucesor y -si tienen éxito comunicacional- como el compañero de armas de quien es ahora el héroe de la patria.

La primera primera pregunta que debemos contestarnos: ¿Fue una buena opción de relevo? Antes de analizar esta candidatura hay que destacar que Fernando Villavicencio era irremplazable. Sin embargo, probablemente la persona más idónea para reemplazar a Fernando Villavicencio es quien lo acompañó en su lucha, causa e investigación. Esto por dos motivos:

Primero, la designación de Andrea González como candidata, se iba a alargar en debates, impugnaciones entre el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral; para efectos prácticos, hasta que hubiere una resolución, las elecciones habrían pasado. Esto antes los ojos de quienes aún buscan votar por el legado de Villavicencio, podría generar -como mínimo- incertidumbre. ¿Mi voto es válido? ¿O van a anularlo? Pero no solo por ese motivo; es indudable que Andrea se está abriendo camino en el mundo político, y su participación lejos de terminar en estas elecciones, recién empieza; sin embargo, que el votante de Villavicencio encontrase en González los mismos valores por los que le daba el voto a la 25, era un riesgo alto. ¿Fue Andrea quien se ganó su confianza enfrentándose a las mafias? ¿Denunciando a Correa? ¿Tendría ella el talante y determinación para enfrentarse a élites económicas con ingresos de irregular procedencia?

Si la respuesta es no, con Christian es un “tal vez”. Tiene la posibilidad de transmitir una imagen similar a la de Fernando Villavicencio en relación a sus valores y trayectoria en investigación. Después de todo, “El Gran Hermano” o “Arroz Verde”, también lleva su firma. También es de su autoría.

Donde se separa de Villavicencio es en su carrera política. Y esto podría significar una debilidad: después de todo su profesión ha sido la del periodismo. No ha sido dirigente gremial, ni ha pasado por la función pública. ¿Podrá transmitir la misma fuerza y talante que Villavicencio si no ha estado en el ring?

Otro punto necesario a considerar fue su ausencia -ya que el CNE no permitió su participación- en el debate. Un momento claro en la definición del voto y que lo excluye de las opciones que la gente está conversando y valorando.

¿Sobre el voto pasional o de lealtad a Villavicencio? Probablemente habrá un segmento que sea inamovible. Tal vez reducido en el voto presidencial (después de todo el voto anticorreísta también busca la “utilidad” de su elección). Donde está de forma más contundente su oportunidad de crecimiento es en la Asamblea, donde el honor por el legado de Villavicencio, liderado por Christian y Andrea, se hará presente. Incrementando su fuerza política, y proyección para el 2025.

Politrends es un espacio que explora la actualidad nacional y las tendencias de la mano de una analista política millennial; con un enfoque moderno y actualizado. Ella es Irene Vélez Froment. Estudió en la Universidad Casa Grande y en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) de Madrid. Es docente universitaria de materias relacionadas a la política. Escribió en EXPRESO por 10 años como columnista y hoy se reincorpora desde el análisis político y comunicacional de las campañas.