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El poderio tecnologico llega al arroz

Lo que quince o veinte hombres siembran en un día, una máquina lo hace en uno. Alquilar una sembradora no solo cuesta 40 dólares menos por cada hectárea, también logra acortar los tiempos, mejorar la producción y la calidad del grano.

El poderío tecnológico llega al arroz

Lo que quince o veinte hombres siembran en un día, una máquina lo hace en uno. Alquilar una sembradora no solo cuesta 40 dólares menos por cada hectárea, también logra acortar los tiempos, mejorar la producción y la calidad del grano.

El trabajo de esta máquina lo completan otras máquinas: un tractor que sigue la señal láser de un emisor para nivelar el terreno, un dron o un helicóptero que fumiguen y una estación metereológica que registra los datos del clima. En palabras de Heitel Lozano, presidente de la Corporación de Arroceros del Ecuador (Corpnoarroz), la tecnología ya no es una opción, “es una necesidad para poder competir con el mundo”.

Eso es apenas una muestra de lo que pasa en Ecuador, para lo que se presentó en Nueva York hace poco: Los tractores-robot y los pastores-dron que llegan a las granjas.

Con toda la tecnología con la que cuenta ahora, el objetivo de los productores de Guayas es crear un ente, un centro de investigación, que agrupe varios aspectos: semillas, tecnología, manejo integrado de plagas y clima. Lo hacen ellos -dice Jorge Suárez- porque no han encontrado apoyo a nivel estatal.

Porque en el sector agrícola hay otros elementos tecnológicos en otros sectores, como el cacao, y uno de ellos es el riego controlado por computador.

“Va a haber un punto de partida. Pero hay un conjunto de variedades, que llega incluso hasta la aplicación de productos químicos; hay época en que la temperatura está muy alta y a veces por desconocimiento uno hace aplicaciones”, relata Lozano.

La idea es tener un centro de investigaciones del más alto nivel, que va tomando cuerpo con la ayuda del sector privado.

Aún así el sector está mejorando con la nivelación láser, semillas certificadas, mejor uso del agua. Todo comienza con un suelo nivelado y con épocas de siembra adecuadas muy marcadas por los registros que arrojen las estaciones metereológicas.

“Necesitamos (producir) al menos 8 toneladas por hectárea para exportar. Ese es nuestro objetivo y Colombia puede ser un mercado importante, como lo fue en el pasado, ya que tiene un déficit de 200 mil toneladas métricas”.

Jorge Suárez, de la hacienda Vida Nueva, en Palestina (Guayas), señala que en el sector hace falta inversión y tecnología porque ha estado abandonado en los últimos 15 o 20 años.

“Lo que ha sucedido es que las empresas e ingenieros están haciendo inversiones como nivelación láser, cosechadoras, rompló, arado de vertederas y ahora quieren implementar las fumigaciones con avionetas y helicópteros para lo que tienen grandes hectareajes”.

La idea es que el pequeño productor también acceda a lo más moderno del mercado.

El objetivo de la estación meteorológica es establecer las épocas de siembra, hay que buscar la temporada de siembra que permita un alto rendimiento. Esta va a indicarnos humedad, temperatura, horas luz, precipitaciones y muchos parámetros más que tienen mucha influencia en el arroz”.

Un dron que detecta las deficiencias de las plantas y la composición de nutrientes en el suelo completan esa oleda tecnológica.

El arroz es el cultivo más importante después del cacao, con más de 400.000 hectáreas sembradas anualmente, que generan medio millón de empleos aproximadamente y alrededor de 800 millones de dólares en ingresos. El rendimiento es de 4,78 toneladas (datos de 2015) por hectárea, pero en Daule, Santa Lucía y Palestina llegan de 7 a 10 toneladas por hectárea, con tecnología.