
Pileta no reglamentaria fue cuna de campeones
Viajando por la calle Malecón hacia el norte, con dirección a los túneles del cerro Santa Ana, en la esquina izquierda, antes de girar a la calle Loja, se mantiene todavía la perfecta construcción con su magistral diseño la piscina Municipal del Malecón.
Su construcción inició en el año 1929, con la compañía Fénix. Tenía 30 metros de largo por 15 de ancho.
Las competencias eran de una distancia de 90 metros, las carrilleras eran de bloques de palo de balsa y una cuerda marcaba la diferencia entre los carriles. No tenía reboses ni purificadores o filtros de agua. Había una torre de saltos con un trampolín de tres metros; el agua era cambiada cada tres semanas y su desfogue daba hacia el río Guayas. Se llenaba por gravedad con el agua que venía desde los aljibes, pertenecientes al Cuerpo de Bomberos, los mismos que estaban ubicados en la parte más alta del cerro del Carmen.
Guayaquil, con dos brazos de agua, uno salado y otro dulce, tenía por supuesto cultores de la natación. En 1935 aparecen los que serían después los cuatro mosqueteros: Luis Alcívar Elizalde, Ricardo Planas Villegas, Carlos Luis y Abel Gilbert Váscones, todos ellos dirigidos por Arduino Tomassi y Don Jacobo Nahon.
Ecuador asiste a Lima en 1938 al Campeonato Sudamericano con ellos y dos suplentes: Pablo Coello y Tomás Ángel Carbo. La historia es conocida. Con cuatro nadadores compitiendo en el estilo libre, se impusieron a equipos completos de Chile, Argentina, Perú, Brasil e Uruguay.
Luis Alcívar ganó los 100 metros, Carlos Luis ‘el Grillo’ Gilbert ganó 200, 400, 800, 1.500; en las primeras tres de estas pruebas estuvo acompañado por Ricardo Planas, ubicándose en segundo lugar; además ganaron una posta.
No nos cansaríamos de relatar y celebrar esta hazaña la cual se repite en 1978, con el triunfo de Ecuador en el Campeonato Sudamericano en Guayaquil, con nuevos nadadores. Sin implementos adecuados, sin infraestructura correcta, sí es posible realizar éxitos.