Partido unico
Si algo identifica a los gobiernos totalitarios son las prácticas para favorecer un partido único, con su dirigencia ejercer el poder y controlar las actividades de la sociedad, con el axioma: “todo con el Estado, nada fuera de él ni contra el Estado”. Así actuaron el nazismo, el fascismo, el comunismo. Este sistema es diametralmente opuesto a una democracia, que garantiza una pluralidad de movimientos políticos. Al prevalecer el criterio omnipresente de quienes gobiernan, margina una mayor participación ciudadana, lo cual desemboca en restricción de libertades, formación de élites, sometiendo a los gobernados a las ideas de quienes reivindican, con o sin razones, representar las aspiraciones de los demás.
Este modelo de gestión concentrador del poder, utilizando el membrete de socialismo del siglo XXI, estuvo cerca de ser implantado la década pasada en el Ecuador. El partido de Gobierno captó la conducción de todas las funciones del Estado y entidades públicas, expidió leyes con ese fin, reguló discrecionalmente las actividades privadas, no reconoció como correspondía la autonomía de organismos seccionales, universidades o politécnicas, entre otras instituciones. Fue implacable con sus adversarios, descalificó a medios de comunicación independientes, utilizó medios oficiales y recursos públicos para su promoción. Olvidó que el Ecuador es étnica, cultural y geográficamente diverso y que el poder absoluto favorece la corrupción al saberse protegida por copartidarios.
El actual presidente ha oxigenado el ambiente político, se respiran aires de libertad, evidencia un carácter distinto al del anterior mandatario. Su desafío inmediato es lograr que los grupos que auspiciaron su candidatura admitan que es presidente de todos los ecuatorianos que pagan con sus tributos a los funcionarios públicos. Gobernar sin sectarismos, con personas capaces y honestas, sería un gesto de lealtad con el país. Es oportuno recordar que el socialismo clásico proclamó “a cada uno según sus méritos y a todos según sus necesidades”; actuar de otra manera es defender canonjías y eso no tiene nada de socialismo.