Rodrigo Rojas
El exconstituyente electo del distrito 13, Rodrigo Rojas Vade, en una fotografía de archivoEFE

Oficializan la renuncia a la Constituyente chilena del miembro que fingió cáncer

Rojas se hizo conocido durante la ola de manifestaciones de 2019 por protestas con carteles denunciando los altos costos de los tratamientos de quimioterapia

El Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) de Chile oficializó este miércoles la renuncia a la convención encargada de redactar la nueva Constitución de Rodrigo Rojas Vade, quien confesó en septiembre pasado que fingió cáncer.

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Según publicó el Tricel, el actuar del exconvencional fue un “atentado a la fe pública” y "afecta severamente su desempeño como convencional constituyente".

Rojas Vade renunció formalmente el pasado 11 de marzo cuando se aprobó una ley que se lo permitía, pese a que llevaba separado del órgano desde septiembre, cuando el diario local La Tercera reveló que no sufría de cáncer.

Si bien la ley que permitió su renuncia fue aprobada por amplia mayoría en el Congreso Nacional, no hubo consenso acerca del mecanismo para reemplazar al constituyente, por lo que de momento la asamblea pasará a tener 154 miembros en lugar de 155.

Rojas se hizo conocido durante la ola de manifestaciones de 2019 por protestas con carteles denunciando los altos costos de los tratamientos de quimioterapia y en poco más de un año saltó a la arena política como parte de la convención a cargo de redactar la nueva Constitución del país suramericano.

Una vez revelados los antecedentes de su falsa enfermedad, fue la propia la mesa directiva de entonces, encabezada por la académica mapuche Elisa Loncón, quien le denunció por haber mentido presuntamente en la declaración de intereses y patrimonio que se exige a los constituyentes, en la que afirmó tener una deuda de 27 millones de pesos (sobre 35.000 dólares) por el financiamiento de un tratamiento médico.

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Su confesión ha sido uno de los momentos más complejos para la Convención Constituyente, formada en gran parte por ciudadanos independientes y de tendencia progresista, que comenzó en julio a redactar la nueva Carta Magna chilena.

El proceso constituyente fue la solución política para amainar la crisis social en la que estaba sumida Chile a finales de 2019, la más grave en sus 31 años de democracia, y un mecanismo para dejar atrás la actual Constitución, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).