EXPRESO congregó a cinco Narcisas en el cantón Nobol. Cuatro de ellas pertenecen a una misma familia.

En el nombre de Narcisa

Según el rector del santuario, Stanley Henriques, “dar a sus hijas el nombre de Narcisa es una forma de expresarle su gratitud.

Hay un nombre que constantemente se repite en las listas de las escuelas de Nobol: Narcisa, el de su Santa. En este cantón guayasense la fe se mezcla con el trabajo del campo, el olor a maduro con queso y las actividades turísticas que genera la devoción a la Niñita Narcisa, nombre con el que cariñosamente la llaman.

A la entrada, un redondel con una estatua imponente de la Santa lo confirma. No cabe duda, se ha llegado a la tierra en la que ella nació. En esta zona los homónimos con la Santa son muy comunes. Narcisa de Jesús Morán es uno de ellos. No, no es descendiente de la Santa, pero comparte con ella sus dos nombres y uno de sus apellidos.

Según el rector del santuario, Stanley Henriques, “dar a sus hijas el nombre de Narcisa es una forma de expresarle su gratitud. De hecho, en ocasiones, el haber podido concebir a sus pequeñas es una gracia que atribuyen a la intercesión de la Santa”. Ese es el caso de la mamá de Narcisa de Jesús Morán. Ella no quería tener un hijo varón, sino una mujer. Las comadronas del cantón habían predicho que lo que portaba en su vientre era un niño, sin embargo, no perdió la fe y acudió a pedir ayuda a la Santa.

Cuando llegó el parto, el bebé tomó por sorpresa a la familia Morán. A pesar de lo que la comadrona dijo, nació una niña. Ahora ella es una joven cuya vida está marcada por la guía de la Santa. Su participación en la iglesia es tan activa que incluso ha acudido a una jornada Mundial de la Juventud.

De acuerdo con los datos proporcionados por el Registro Civil, desde 1950 hasta el 2017 han nacido 17 mujeres que llevan por nombre Narcisa de Jesús y 123 que solo se llaman Narcisa. También señala que Narcisa de Jesús Manzaba es la persona con mayor edad registrada con ambos nombres de la Santa. Nació en 1950.

Otro de los casos en los que la devoción es el motor del nombre es el de Esperanza Rugel. Siete de las mujeres de su familia, a más de la sangre, comparten el nombre. Ella, como matriarca, inició la tradición al nombrar tanto a su primogénita como a su segunda hija de esta manera. La costumbre continuó y sus sobrinas o nietas también fueron bautizadas así. Comenta, mientras lanza una rápida mirada de agradecimiento a la estatua de la Santa, que algunas niñas de la familia cuestionan su nombre. “¿Por qué yo no me llamó Narcisa, también?”, le han dicho las pequeñas.

Narcisa Rugel, la segunda del clan en llamarse así, menciona que para evitar confusiones siempre se las llamó por el segundo nombre. Indica también que es devota de la única Santa ecuatoriana y que cada vez que sale de su casa “me encomiendo a Dios y a la Narcisita. A veces siento que ella está con nosotras”, afirma.

Esperanza Rugel confiesa que la intención de llamarlas así es para que sean jóvenes humildes y que la menor de la familia en tener este nombre es su nieta, una pequeña de siete meses. Finaliza dejando en claro que el fervor se mantiene. “Si tuviese otra hija le volvería a poner Narcisa”, sentencia.

La Iglesia: “Es reflejo de la devoción”

La devoción, gratitud o cariño son las razones por las que, en el bautizo, se nombra Narcisa a las niñas de Nobol. Según el padre Stanley Henriques, rector del Santuario Nacional Narcisa de Jesús, el nombre Narcisa no solo es común en Nobol, sino que este fenómeno se replica en todo el país.

“Narcisa de Jesús es para la Iglesia un modelo de laica comprometida. Su vida entregada a hacer la voluntad de Dios ha sido propuesta como ejemplo para todos los católicos, pero sin duda a nivel del Ecuador tiene mayor relevancia, al ser una Santa muy nuestra”, afirma Henriques.

El presbítero señala que este cariño a la santa se muestra también en que en varios puntos del país existen numerosas parroquias y capillas que llevan su nombre. Insiste además en que el estilo de vida sencilla que ella llevó la han convertido en un referente de fe y religiosidad que guía a los feligreses.