Nicaragua: volver a ser republica

Uno de los nicaragüenses más destacados de nuestro tiempo, Sergio Ramírez, cuyo mérito literario acaba de ser reconocido en días pasados con el otorgamiento del máximo galardón de las letras hispanas, el Premio Cervantes, honró en su discurso de aceptación “a los miles de jóvenes que siguen luchando sin más armas que sus ideales porque Nicaragua vuelva a ser república”.

La reseña tiene un valor adicional que se lo otorga quien la expresa, por el hecho de haber sido Ramírez vicepresidente durante gobiernos previos de Daniel Ortega.

En efecto, resulta especialmente llamativo que uno de los antiguos y más lúcidos jefes de la insurrección sandinista, que echó al tiránico Somoza, ahora acepte y proclame que la lucha de los estudiantes tiene por objeto recuperar la condición republicana para su patria y dedique el premio “a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia”.

Así, un intelectual de probado talante antitotalitario se suma a las jornadas que sus compatriotas jóvenes han decidido mantener, cansados de un régimen que ahoga sus libertades y pretende perpetuarse en el ejercicio del poder. Por eso participa en una marcha en Madrid, con la que sus compatriotas allá residentes expresan su repudio al actual régimen.

Sin duda, la oposición al gobierno de Ortega y su esposa ha crecido en una magnitud que era hasta hace poco insospechada, de modo que refleja la existencia de un cansancio acumulado, causado por los abusos del poder de la pareja presidencial.

Ahora, cuando hasta el sector empresarial, del cual parte de sus miembros mantenía acuerdos económicos con el Gobierno, expresa su rechazo a la represión, el que se haya derogado la pretensión de incrementar los aportes a la seguridad social ya no aplaca el conflicto y pareciera que la voluntad general se decanta por la finalización del largo periodo Ortega.

Incluso la más alta jerarquía de la Iglesia católica ha manifestado “que no ve condiciones para ningún diálogo con el Gobierno”, punto de vista que comparten los líderes estudiantiles que, en la práctica, han sido los mayores opositores durante los once años que el actual régimen lleva en el poder.

Deseable es que la actual situación se resuelva pronto sin dar lugar a más violencia.