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Fernando Villavicencio y Miguel Uribe
Fernando Villavicencio, de Ecuador, y Miguel Uribe, de Colombia.Cortesía

Atentado a Miguel Uribe despierta inevitable comparación con el caso Villavicencio

La violencia política volvió a estremecer a América Latina

El atentado contra el senador colombiano y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el sábado 7 de junio durante un mitin en Bogotá, ha revivido en redes sociales y en el discurso público el recuerdo aún fresco del asesinato del candidato ecuatoriano Fernando Villavicencio, ocurrido en agosto de 2023.

Ambos ataques, dirigidos a candidatos en pleno proceso electoral, han sido interpretados por muchos como síntomas de una preocupante regresión en la seguridad democrática de la región.

Mientras Uribe Turbay lucha por su vida en una clínica de alta complejidad en Bogotá, la memoria de Villavicencio—quien murió acribillado tras un acto de campaña en Quito—reaparece como una advertencia latente.

La comparación que encendió el debate

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Uno de los primeros en establecer la relación fue el analista estadounidense Evan Kilgore, quien escribió en la red social X:

“En Colombia, el candidato de derecha Miguel Uribe fue tiroteado. En Ecuador, Fernando Villavicencio fue asesinado. En Brasil, Jair Bolsonaro fue apuñalado. En EE. UU., Donald Trump fue baleado. La izquierda fue, es y siempre será un culto de muerte asesino y demoníaco”.

Más allá de su tono incendiario, el tuit de Kilgore recogió un sentimiento compartido en redes: el patrón de violencia contra candidatos conservadores en Latinoamérica.

Reacciones en Ecuador: “Con las mafias no se pacta”

Uno de los mensajes más significativos vino de Amanda Villavicencio, hija de Fernando Villavicencio, quien escribió en X:

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Hoy más que nunca: con las mafias no se pacta. Hay que erradicarlas de raíz. Todo mi amor solidario con el hermano país de Colombia. Las democracias están destruidas, las destruyó el crimen organizado”.

Ecos de una región herida

Ambos casos —el asesinato de Villavicencio y el atentado contra Uribe— comparten ingredientes perturbadores: discursos anticorrupción, denuncias contra estructuras criminales, campañas en contextos polarizados y un Estado que, en ambos casos, quedó al margen de evitar el ataque.

Mientras en Ecuador el crimen se ejecutó con sicarios y se presume participación de mafias ligadas al narcotráfico, en Colombia las autoridades capturaron a un menor de edad como presunto autor material del atentado contra Uribe. Sin embargo, no se descarta la existencia de un autor intelectual.

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