Este domingo 23 de julio en el que se convocaron las elecciones generales en España, en la mitad del país se celebran las fiestas de Santiago de Compostela, por lo tanto el 50 % de la población había programado vacaciones por ser festivo. Es la primera vez en la historia democrática española que unas elecciones se convocan en pleno verano. De todas maneras, las formas se han mantenido, ya que la votación se dio en el horario convencional de 09:00 a 20:00, en el que los españoles han tenido que elegir al próximo presidente del Gobierno, diputados y senadores para la próxima legislatura, que tiene una duración de cuatro años.

La modalidad de voto podría ser confusa para quien no conoce el sistema electoral español, ya que las reglas para elegir a los diputados difieren de las de los senadores. Para elegir a los diputados las listas son cerradas, esto quiere decir que no se vota por el candidato individualmente, sino por el partido político, o ‘en lista’ como se conoce coloquialmente. Por el contrario, en la votación para senadores se aplican las listas abiertas, por lo que el elector puede escoger a diferentes individuos de distintos partidos políticos.

En estas elecciones, además del voto presencial, se registró un récord histórico de votos por correo. Al estar un gran porcentaje de los ciudadanos de vacaciones, sumado eso a las altas temperatura que se han registrado los últimos diez días en el país, muchos han preferido votar con anticipación para no interrumpir sus desplazamientos hacia las playas del país. Alrededor de 2,5 millones de papeletas fueron recibidas en todas las agencias de correos para estos comicios.

El primer avance de participación se dio a las 14:00 (hora de España), donde alcanzaba el 40,32 %; mientras que en las elecciones de 2019 a esa misma hora había una participación del 37,9 %. En cambio, al corte de las 18:00 (hora de España) la participación alcanzó el 53,12 %, tres puntos menos que en 2019 (56,85 %).

Una vez conocidos los resultados preliminares de los comicios generales, la primera fuerza del Congreso de los Diputados la obtuvo el Partido Popular, pero lamentablemente este esfuerzo no resultó suficiente para poder gobernar, ya que alcanzaron 136 escaños; y su aliado lógico, que habría sido VOX, 33. Con el apoyo adicional de Coalición Canaria, que logró un escaño, más otro de Unión del Pueblo Navarro llegarían a 171.

Con respecto a la izquierda, el PSOE se consolida como la segunda fuerza parlamentaria, luego de alcanzar 122 escaños, pero tiene más aliados estratégicas, por lo que Sumar, Izquierda Republicana de Cataluña, Bildu, Bloque Nacionalista Gallego y el Partido Nacionalista Vasco lo fortalecerían, sumando 172 escaños, pero aun así no alcanzarían la mayoría necesaria para gobernar.

Hasta el final de esta edición, el 98 % de los votos fueron escrutados y la realidad es que, al momento, ni el PSOE ni el PP pueden gobernar con sus aliados naturales. Esto quiere decir que ambos partidos deberán conseguir ese último aliado, a cuesta de negociaciones que muchas veces implican ceder poder e incluso ministerios, para así poder conformar Gobierno. Este resultado poco anticipado se resume en que la gobernabilidad de España descansa en los designios de los partidos independentistas y nacionalistas y no como se había pensado, en el tradicional bipartidismo.