Aislamiento social aumentaría el enojo ante fiestas decembrinas
La pandemia genera un sentimiento de vulnerabilidad que se relaciona con la indefensión y el miedo a contagiarnos, pero también con la impotencia de no poder realizar las actividades acostumbradas.
El encierro y aislamiento al que ha obligado la pandemia por coronavirus podrían incrementar el enojo, hartazgo y miedo ante las inminentes festividades decembrinas, advirtió este martes una especialista.
Doris Soberanis Barrientos, psicóloga terapeuta familiar y de pareja de la Universidad del Valle de México, Campus Santa Fe, detalló que la crisis sanitaria que se vive actualmente sigue despertando incertidumbre y el aislamiento podría profundizar los sentimientos de soledad.
"Eso, sin duda, podría incrementar el enojo, el hartazgo, el miedo, la incertidumbre entrelazándose con los sentimientos de nostalgia que aparecen en las fechas decembrinas", alertó.
Señaló que la pandemia ha provocado que aparezcan pensamientos sobre si las personas cercanas estarán sanas o enfermas "lo que ocasiona un miedo constante a no contagiarnos, a perder algún familiar" además de causar temor a perder la vitalidad y a morir.
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Tras considerar que la celebración del Día de Muertos del pasado 1 y 2 de noviembre se vio afectada a nivel económico, social, cultural y emocional, la especialista explicó que la población vive con la esperanza de que llegue la solución antes de las fiestas importantes.
"Constantemente, lo seres humanos tenemos la esperanza de que la pandemia 'desaparezca' o que surja la vacuna antes de diciembre porque tememos pasar ese último mes del año en soledad, o sin visitar a los familiares y amigos que no vemos desde hace tiempo", precisó.
Dijo que de no encontrar una vacuna de forma prematura, la población vislumbra las fechas decembrinas como "devastadoras y, emocionalmente, habrá un impacto mayor en los sentimientos y emociones referidas anteriormente", comentó.
Soberanis agregó que la pandemia genera un sentimiento de vulnerabilidad que se relaciona con la indefensión, la fragilidad y la inseguridad por el miedo a contagiarnos, pero también con la impotencia que ello genera por no poder realizar las actividades acostumbradas.
"Lo que nos toca enfrentar como seres humanos en este momento vital es nutrirnos emocionalmente de esperanza, y resignificar la importancia de la vida y la salud", concluyó.
