Ni la lluvia, ni luego los rayos solares en su máximo esplendor, impidieron que miles de pajanenses despidan a uno de sus coterráneos más queridos, el fiscal César Byron Suárez Pilay, quien fue asesinado por sicarios en el norte de Guayaquil.

El último adiós estuvo marcado por emotivos discursos, dedicatorias musicales y tragos de whisky y caña manabita que pasaban de mano en mano, este viernes 19 de enero.

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Uno de los pedidos del pueblo fue cargar en hombros el féretro del otrora funcionario de la Fiscalía.

La familia lo permitió. El recorrido empezó a las 09:00 en la casa de su madre, en el barrio Las Malvinas, en aquellas calles que lo vieron crecer y disfrutar junto a sus amigos.

Luego lo llevaron por las principales calles de Paján: la 9 de Octubre y Rocafuerte. Aproximadamente a las 09:40 el ataúd ingresó a la iglesia Nuestra Señora de la Merced.

El templo católico fue el escenario de los discursos cargados de emociones, que contagiaron a los presentes. Era evidente el llanto, a medida que se repasaban los recuerdos de colegas de trabajo y amigos de toda la vida.

El padre del fiscal se aferraba continuamente a un retrato, mientras era abrazado por sus nietas. Los sentimientos de impotencia e indignación también estaban presentes.

Uno de los momentos más sentimentales lo protagonizó la fiscal Johanna Cobeña Arce, quien recordó haber conocido a César Suárez cuando en el año 2015 fue asignado a la Fiscalía de Manta.

“Él llegó con unos cartones con cuadritos para colgar. En son de broma los colegas decían que le practiquemos la ley del hielo para ver si se hostigaba y lo enviaban de regreso. Byron es una de esas personas que uno llega a amar por su nobleza, solidaridad y don de gente. Se lo dije en persona: que lo respetaba y lo admiraba. Simplemente era el mejor. Dios me permitió conocer un ser extraordinario”, contó la fiscal, entre lágrimas.

Freddy Flores, un amigo de la infancia, también conmovió a los presentes recordando las noches de bohemia en las que construyeron los más lindos proyectos e ideas para seguir aportando a Paján.

“César fue un hombre valioso y visionario. Paján pierde a uno de sus hijos más notables. Me quedo satisfecho de haber sido tu hermano de corazón. Los grandes nunca mueren, siempre perduran en el alma y el corazón”, expresó Flores.

Luego de unas seis intervenciones, el cadáver del fiscal fue retirado de la iglesia. Lo volvieron a cargar en hombros hasta el puente de Zapotal, por aproximadamente una hora.

En ese sitio fue subido a una carroza que lo trasladó hasta el cementerio del sitio Las Anonas. Su sepultura se llevó a cabo pasadas las 13:00.

Una caravana de vehículos también acompañó el recorrido. Sus familiares describieron a Suárez como un superhéroe con una capa imaginaria que ayudaba a los más necesitados.

Otro de sus amigos, David Cevallos, dijo que ya tenían organizadas las fiestas del Día de la Madre y del Padre. Y añadió que dichas actividades se van a realizar a manera de justo homenaje para el eterno fiscal.

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