Referencial. No hablar de dinero al convivir en pareja resulta es un obstáculo para afianzar la confianza en la relación.

Te mudas con tu pareja Estos son los principales errores al compartir gastos

Si estás a punto de dar ese gran paso, esto te interesa [̲̅$̲̅(̲̅ιο̲̅̅)̲̅$̲̅]. En EXTRA te contamos qué hacer para no caer en ‘pitos’ por el ‘billete’.

Existen dos tipos de organización económica entre las parejas: las que ubican sus ingresos en una misma cuenta y aquellas que prefieren mantener su ‘billete’ por separado y compartir los gastos. Así lo afirma el ingeniero en Comercio y Finanzas Marlon Guerrero Infante, quien indica que dentro del segundo grupo también están los que deciden que uno asuma los gastos comunes y que el otro, en cambio, pague lo que le corresponde paulatinamente.

Según Guerrero, hasta aquí no hay ningún ‘pito’ en cuanto a la planificación de los gastos en los que la pareja pueda incurrir; pero estos llegan “cuando uno siente toda la carga económica sobre sus hombros” —agrega el ingeniero— y desencadena una serie de problemas en la convivencia.

Para hacer un reparto equitativo —apunta— lo primero es saber dónde se va el dinero; es decir, detectar los gastos recurrentes mes a mes y elaborar un presupuesto de gasto máximo por categoría. Sin embargo, en algunos casos, las parejas no abordan estos temas cayendo en errores como los siguientes.

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Para la psicóloga María Judith Vargas antes de que la pareja comparta ‘techo’ es necesario abordar el tema económico. La también profesora de la Universidad Estatal de Milagro asegura que la planificación de las finanzas generará confianza y evitará malentendidos y enfados.

“Al principio siempre causa algo de resistencia hablar de plata, aunque está comprobado que las charlas pueden darse a medida que vayan surgiendo acontecimientos que alteren las expectativas de gasto y más aún de ahorro”, señala.

Vargas sostiene que por más medidas de seguridad que se busque implementar “todos podemos ser afectados por un imprevisto financiero que desequilibre nuestra situación y nos lleve a momentos incómodos o decisiones apresuradas”.

En este sentido, Guerrero advierte que cuando estas emergencias se presentan, lo primero que se hace es “echarle la culpa al otro”, pues se asume que era quien debía guardar dinero para estos fines.

“Para poder afrontar este tipo de imprevistos lo ideal será tener una alcancía de emergencia”, aconseja. Este fondo aportará cierta tranquilidad y, de no surgir inconvenientes, siempre se puede emplear una parte en momentos de esparcimiento.

Ambos profesionales sostienen que este error es uno de los clásicos en la convivencia de pareja. “Al principio todo es color de rosa; pero cuando viven juntos la situación es diferente”, dice Vargas, pues cuando están de novios la invitación a comer o bailar se considera una “inversión”.

Pero si ya se vive en pareja y hay que pagar el 50 % de los gastos a la otra persona —resalta Guerrero— es necesario unificar todos los pagos en un solo ingreso y tratarlos como si fuera el pago del alquiler o de aquellas salidas previas. “De esta manera tendrás ese hábito y tu pareja dejará de preocuparse por recibir el dinero a tiempo”, indica.

Tener cuentas separadas y compartir una para los gastos comunes es otro opción: puede ayudar en la distribución de la responsabilidad financiera en la pareja, y aumentar la intimidad (financiera) de cada uno.

El ingeniero hace énfasis en tener en cuenta los ingresos de cada uno. En el caso de que estos sean muy desiguales, lo mejor es definir el porcentaje del sueldo que se va a aportar a la cuenta en común para ser justos.

María Judith Vargas explica que otra de las equivocaciones que se producen es convivir por encima de las posibilidades de uno de los dos. “Si nuestra pareja gana menos que nosotros será aconsejable que nos mantengamos en una misma línea de gastos extra para no ponerlo en la tesitura de tener que adaptarse a nuestro ritmo y que gaste más de lo que ingresa”, apunta.

Muchas veces —dice Vargas— “solemos ignorar cómo afecta a la otra persona nuestro patrón de gasto”. Por ejemplo, si se anima a la pareja a hacer un viaje y se descubre posteriormente que se ha endeudado por ese motivo, no es nada agradable porque uno de los dos debe asumir ese gasto.

Una buena forma de afrontar la disparidad es establecer objetivos de ahorro en común: un viaje, adquirir un vehículo o tener un bebé, son metas en común que podrían motivar a los convivientes a ajustarse al presupuesto consiguiendo muy buenos resultados.

“Recordemos que la unión hace la fuerza y que con comunicación todo se puede mejorar”, concluye.

Frases pepa

“No importa lo separadas que estén sus cuentas, la vida en común afecta siempre al otro. Pregunta siempre su opinión y procura ser más neutral para que no se sienta coaccionado por tus deseos”.

María Judith Vargas, psicóloga organizacional

“Establece en el calendario una fecha para revisar las finanzas al menos un par de veces al año. De esta forma se podrán reformular los objetivos en común y el ajuste presupuestal estará acorde a las nuevas circunstancias”.

Marlon Guerrero Infante, ingeniero en Finanzas

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