Siguen los homenajes para la ibarreña en su ciudad natal. Glenda Morejón ganó, pese a la falta de apoyo de las autoridades para desarrollar su carrera deportiva, la medalla de oro en los cinco kilómetros marcha en el Mundial de Atletismo sub-18 en Naerobi, Kenia, el sábado pasado.

Sus padres vendieron salchipapas y chochos para costear su viaje. Ahora, lo único que pide la joven, de 17 años, es su inclusión en el plan de Alto Rendimiento. Los deportistas que están en este programa del Gobierno reciben recursos para entrenar, salir a competir y una beca económica.

“Hemos estado esperando entrar al plan de Alto Rendimiento con tres medallas sudamericanas. Espero que, ahora, el Ministerio del Deporte me tome en cuenta”, dijo la campeona mundial.

Antes, otros destacados deportistas como las atletas Ángela Tenorio y Marizol Landázuri, y la ajedrecista Carla Heredia ya levantaron su voz de protesta por la falta de apoyo.

La ministra del Deporte, Andrea Sotomayor, reconoce que el deportista necesita acompañamiento desde su base y anunció que “todo el equipo del ministerio está trabajando conjuntamente en un replanteamiento del Plan de Alto Rendimiento”.

El exatleta Franklin Tenorio aseguró que ahora hay más respaldo, “pero se debe potenciar el apoyo a los deportistas jóvenes de proyección”, dijo a EXPRESO el excampeón sudamericano.

El presidente de Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), Aníbal Fuentes, recordó que gracias al programa de Alto Rendimiento muchos tienen respaldo económico para prepararse y salir a competir. “Indudablemente que hace falta revisar algunos aspectos y uno de los pasos importantes sería la inclusión de ese grupo de jóvenes con condiciones y que ahora está en el aire”, dijo.

En la Bola Amarilla, en Ibarra

Todos hablan de la marchista

La noticia del día en La Bola Amarilla, en Ibarra, es Glenda Morejón. Aquí todos hablan de la marchista imbabureña considerada la primera mujer en lograr el oro mundial para el país. Claudio Flores, de 65 años; y Galo Flores, de 63, se reúnen para conversar de su logro. Los dos dicen que aún no creen que una de sus vecinas haya conseguido el triunfo y que ahora su barrio sea conocido a nivel nacional. Flores se emociona tanto, que se le hace un nudo en la garganta y pide una pausa para respirar. Le cuesta creer que una deportista de élite haya tenido que pasar por duros momentos económicos para lograr la máxima presea en Naerobi, Kenia. Galo, en cambio, comenta que ni sospechaban de su preparación, pues fue silenciosa. Él reconoce que la mayoría de los habitantes de ese sector no conocía que Glenda había viajado miles de kilómetros a dejar en alto el nombre del país. MRR