Aunque no llevaba su sangre, ni la llevó en su vientre, Ana Rivas consideraba a Mireya Teresa Llerena Merino como a hija. La vio crecer y, al quedar huérfana de madre -a los cinco años de edad-, ayudó a su padre y hermanos a cuidarla. Por esa razón, el asesinato de su vecina y la de su hija de dos años la devastaron.

Llerena y su hija son parte de las cinco personas que fueron halladas muertas la tarde del sábado, en el interior de una vivienda ubicada en la cooperativa Proletarios Sin Tierra, en el Guasmo Sur de Guayaquil.

Llevada por conocer las causas que ocasionaron el múltiple crimen, Ana acudió la mañana de ayer al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses, donde estaban los cuerpos, para la práctica de la autopsia.

Hasta el cierre de esta edición, se desconocían las causas de los asesinatos de Mireya, de 27 años; su hija, su esposo Eduardo Ernesto Ibáñez Alvarado, de 23;hijo único de Francisco Eduardo Ibáñez Caicedo, de 52; y su esposa Victoria del Rocío Alvarado Rodríguez, de 45 años.

Entre la mañana y tarde de ayer    se realizaron las autopsias de los  cinco cuerpos hallados en estado descomposición.

Una fuente policial reveló  que las necropsias determinaron que cuatro de las víctimas: Francisco, Eduardo, Mireya y la niña presentaban heridas provocadas por un objeto cortopunzante. Mientras que Victoria fue asesinada con un arma de fuego. “No podemos determinar quién mató a quién. No hemos encontrado ningún tipo de arma en la vivienda. Al parecer fue un asesinato cometido por otra persona, que posiblemente estuvo en el domicilio. La casa estaba cerrada y todo estaba en su puesto”, reveló la fuente.

El coronel Manuel Vallejo, jefe subrogante del distrito Sur, detalló que Eduardo registra un antecedente penal, en el 2013, por narcotráfico, pero fue absuelto al confirmarse que tenía adicción a la cocaína “Su padre también tiene antecedente por robo”, sostuvo el jefe policial.

Vallejo dijo que dentro del domicilio se encontró a la mascota de la familia. “El perrito fue entregado a los familiares”, comentó el oficial.

Al igual que Ana, allegados a los demás fallecidos acudieron al Laboratorio Forense. En sus rostros se reflejaba el dolor del trágico suceso familiar del que aseguraban desconocer las causas. Uno de los parientes manifestó a la Policía que desde hace cuatro días no había podido comunicarse con las víctimas.

Ana Rivas recordó que el pasado 5 de marzo, su hija le escribió a Mireya para felicitarla por su cumpleaños, pero no obtuvo respuesta. Estuvo conectada hasta el 3 de este mes.

Moradores como Aquilino Cevallos aseguraron que Francisco Eduardo fue el último de la familia en ser visto con vida. “El lunes pasado, como a las 16:00, estaba arreglando su carro. Salió y dijo que iba a comprar un repuesto, no lo volvimos a ver, tampoco a sus    familiares. Tenían como 20 años viviendo en este sector. No se metían con nadie”, comentó Cevallos.

El detalle

Moradores de Proletarios Sin Tierra presumen que la masacre ocurrió la noche del lunes, durante el torrencial aguacero que cayó en la ciudad.