Armada del Ecuador
Los radares de la nave no solo rastrean barcos y aviones, sino todo lo que se mueva en esos espaciosChristian Vinueza

El mar ecuatoriano se vigila con cerebros digitales desde el 2018

La corbeta Manabí es una de las tres naves repotenciadas de la Armada. Su operación y la de otras tres corbetas fue cuestionada. 

Cinco consolas iluminan a los seis marinos, quienes apenas pestañean en el diminuto, oscuro y frío Centro Operativo de Combate, que es el cerebro de la misilera Manabí. Esta es una de las tres corbetas de la Armada, repotenciadas en el 2018 para aumentar el cuidado y vigilancia de las 200 millas del mar ecuatoriano.

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Las otras dos corbetas, que también pasaron por un proceso de modernización desde el 2014 hasta el 2018, fueron Los Ríos y Loja. Las tres pasaron de la tecnología analógica a la digital para ejecutar el mismo control desde distintos puntos del océano, para luchar contra el narcotráfico, la pesca ilegal y asistir a las embarcaciones en problemas. Aún faltan remodelar otras tres naves de este tipo: la Esmeraldas, Galápagos y El Oro.

Hace un poco más de un mes, la repotenciación de las corbetas Los Ríos, Manabí y Loja fue puesta en duda por el Frente Parlamentario Anticorrupción de la Asamblea Nacional. Sus miembros elaboraron un informe que concluye que en la última década fueron asignados 100 millones de dólares a Armada exclusivamente para repotenciar dichas corbetas, sin embargo, según el documento, se contrató a varias empresas y las corbetas no realizaron ninguna detección de droga, sumergibles, semisumergibles, narcosubmarinos y más.

En respuesta, el comandante y jefe de escuadra de la Marina, Carlos López, dice que la mejor evidencia de que los sistemas están operando son los resultados que han entregado las corbetas desde su modernización en el 2018. Según él, las tres llevan el peso de las operaciones de la escuadra y durante los últimos años, las unidades han estado en el orden de 35 operaciones de seguridad, protección, actividades en el mar, y decomisos de droga.

“En el año 2022, la corbeta Loja decomisó 1,75 toneladas de droga. Esta participa en todo tipo de operaciones, no solo de seguridad. A mediados de febrero, la corbeta Esmeraldas, que todavía no ha sido repotenciada, recuperó a un grupo de náufragos en el mar que se encontraban a la deriva”, añade el comandante.

Foto de Sistema Granas (9703543)

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Sin embargo, Ricardo Vanegas, legislador miembro del Frente, informó en su momento que el documento recoge que existen serios indicios de incumplimientos contractuales y que los radares no están cumpliendo con su cometido. La Fiscalía inició una investigación al respecto.

Cada uno de estos buques de guerra tiene su cerebro, operado por seis tripulantes: el supervisor, el jefe de guardia y los cuatro compiladores. Los rostros de estos militares son invisibles por los buzos blanco antiflama que recubren sus cuerpos para protegerlos de un posible incendio.

En la sala es común escuchar una fuerte alarma, que los pone en alerta con frecuencia, y la radio que les informa sobre algunos comandos de inteligencia. Sin importar lo que pueda estar ocurriendo en el resto de la corbeta, en el caso de algún ataque, este cerebro debe continuar sus operaciones sin distracción.

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Centro Operativo de Combate en la corbeta ManabíChristian Vinueza

En el Centro Operativo de Combate de la corbeta Manabí, construida en 1981 y puesta al servicio de la Armada ecuatoriana en 1983, las cinco consolas mantienen la información de 600 sensores de la unidad que son registrados por sus dos radares con 80 millas de alcance. Los datos se analizan e interpretan para ser empleados de acuerdo al escenario que se tenga en ese momento.

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El capitán Gonzalo Vega, segundo comandante de la unidad y jefe del Centro Operativo de Combate del buque, precisa que un radar monitorea a las unidades de superficie y el otro el espacio aéreo.

Vega, quien lleva dos años operando en el cerebro del buque, cuenta que este trabajo es todo un reto. “Es importante tener un control y que esto funcione como un engranaje para dar la seguridad en las operaciones”.

Frente a un movimiento irregular o sospechoso, como el caso de una ‘narcoembarcación’, se enciende la alerta. El comandante y jefe de escuadra, Carlos Gustavo López, explica que un movimiento anormal se convierte inmediatamente en un contacto de interés. Por ejemplo, si un avión transita por un lugar, altura o velocidad equivocada, se fijan los sensores sobre ese contacto y después se toman acciones. Según el militar, durante los últimos años no se han presentado estas anomalías.

La corbeta Manabí pertenece a la clase Esmeraldas. Su dimensión es de 63 metros de largo por 10 metros de ancho; su velocidad máxima es de 35 nudos (64,82 kilómetros) y opera con 60 tripulantes a bordo. En su cerebro, los turnos rotan cada cuatro horas, durante los 365 días del año, para vigilar todos los movimientos aéreos y de superficie dentro de las 12 millas del mar territorial y las 188 millas de Zona Económica Exclusiva, donde solo está permita la pesca de embarcaciones ecuatorianas.

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Un helicóptero de las Fuerzas Armadas del Ecuador aterrizando en la corbeta Manabí.Christian Vinueza