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En este espacio se ubican personas en situación de calle para pasar las noches.RENÉ FRAGA

Falta de vigilancia en un puente provoca zozobra a los vecinos

Un sector por el que transitan vehículos se ha convertido en morada de personas en situación de calle En el sitio se han denunciado robos y asaltos

El puente de vehículos que se impone en las avenidas 10 de Agosto y Orellana, en el norte de Quito, se ha convertido en el hogar de la delincuencia. Un grupo de personas en situación de calle ha hecho de esa infraestructura su refugio para pasar las noches.

Pero no lo hacen en paz. En ese sitio se han evidenciado peleas y consumo de sustancias. A eso se suma que miembros de ese grupo estarían cometiendo delitos como robos en contra de transeúntes que pasan por ahí.

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Lo denuncian los vecinos. Pero, el temor a las represalias les obliga a mantener sus nombres y rostros en reserva.

Una de ellas es María (nombre protegido), quien puso un negocio cerca del puente hace cinco años. Hace cuatro meses, la mujer estuvo a punto de ser violada por uno de los sujetos que dormía en ese sitio.

“Un tipo que pasaba ahí (en el puente), entró y me vio sola. Empezó a pedirme que le diera cosas, pero yo le dije que no. Entonces me abrazó por la fuerza y quiso violarme adentro del local”, detalló a EXPRESO la víctima.

Ella lo golpeó y el agresor salió corriendo. No puso la denuncia y hasta ahora no ha vuelto a ver al sujeto.

Pero este no ha sido el único caso violento. La presencia de estas personas a las que se relaciona con actos delincuenciales ya cobró una vida el 28 de abril pasado.

La víctima es una persona con antecedentes penales y que se habría dedicado a consumir droga. Él recibió un impacto de bala. Y frente a esta situación, la Policía Nacional hizo un operativo de desalojo de estas personas.

Al mando de la intervención estuvo el general Víctor Herrera, comandante del Distrito Metropolitano de Quito. El oficial explicó que estas personas se aprovechan de su condición para, no solo consumir drogas, sino también para venderlas.

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“Hemos retirado a estas personas, pero lamentablemente esto vuelve un juego del gato y el ratón porque lo más probable es que regresen a este punto”, indicó Herrera. A decir del comandante, entre los indigentes también están personas en situación de movilidad como venezolanos, a quienes se adjudican delitos como robos.

El general acotó que este es uno de los 132 puntos problemáticos en los que hay personas en situación de calle dedicadas a la delincuencia. La mayoría de estos lugares son terrenos baldíos utilizados como refugios. Principalmente, esto se observa en distritos como Manuela Sáenz, Eugenio Espejo y La Mariscal, al que pertenece la jurisdicción de este paso elevado.

Otro de los moradores detalló que no solo la delincuencia es un inconveniente, sino también situaciones de salud pública. “Todos los días, estas personas hacen sus necesidades al aire libre y es algo insoportable”, señaló el hombre.

Indicó que además las personas en situación de calle tienen la ‘costumbre’ de arrojar los cigarrillos y desperdicios de la droga que fuman cada noche. Es común ver las colillas, cajas de fósforos y las bolsas de las sustancias que consumen.

“Esto ha generado afectaciones en los negocios porque la gente teme venir por la inseguridad”, dijo un comerciante de la zona que, como los demás, se ampara en el anonimato por miedo a ser víctima de las personas que se han tomado este sector del norte de Quito.