El exministro de Salud, Mauro Falconí, ha asegurado este 8 de abril que la vicepresidenta María Alejandra Muñoz,  la gerenta de CNT, Martha Moncayo, y otros altos cargos del Gobierno han interferido en el plan de vacunación y debido a esa interferencia hubo problemas en la jornada de inoculación de adultos mayores que se realizó ayer en la capital.

"Yo debo mencionar que el criterio técnico médico, y el criterio del Ministerio de Salud Pública no fue respetado, fue hecho a un lado. Se rompió una planificación que nosotros habíamos dado y que habíamos sustentado con base en los estudios científicos y a la disponibilidad de vacunas que teníamos distribuidas a nivel nacional. Esa planificación se rompió, ese tipo de organización hizo que se produzca un grave caos ayer y eso obviamente interfirió en una situación técnica científica que todos sabemos que está sustentada", señaló Falconí en una entrevista con La Posta.

Falconí, quien fue reemplazado ayer por el exgobernador de Los Ríos Camilo Salinas, señala que "esas influencias externas" no son compatibles con él, por lo que puso su cargo a disposición del presidente Lenín Moreno. "Creo que es vox populi cuáles son los funcionarios públicos que a nivel nacional siempre estuvieron al frente del plan de vacunación, o que quisieron estar al frente del plan de vacunación. Nosotros estamos claros que existen autoridades superiores en un gobierno...". 

"Antes de mi llegada existía un comité y este comité que estaba integrado por la vicepresidenta, por CNT, por el Ministerio de Salud Pública y otros ministerios más, pues tomaron decisiones y se fueron en contra de decisiones técnicas del Ministerio de Salud Pública", agregó mas adelante.

Según el exministro, la institución ya tenía una planificación de la jornada de la vacunación a mayores que iba a realizarse en varios recintos de Quito, sin embargo, este comité habría tomado la decisión de mover las dosis de Pfizer que habían sido asignadas para otras provincias para ponerlas en la capital en donde Salud pretendía inocular con las dosis de AstraZeneca, que eran las que estaban disponibles en esa ciudad. En la madrugada del 7 de abril, Falconí envió un documento en el que señalaba que las vacunas que se iban a administrar en la capital era AstraZeneca, sin embargo, Martha Moncayo, de CNT, le dijo en otro oficio que a los ciudadanos agendados ya se les había dicho que se les pondría las dosis de Pfizer. 

Las vacunas de este laboratorio tuvieron que ser trasladadas a Quito y por eso demoraron en llegar a los puntos de inoculación.

Los adultos mayores que habían sido citados desde temprano tuvieron que esperar varias horas bajo el sol y de pie para poder acceder a una vacuna. Muchos permanecían en los recintos incluso después del inicio del toque de queda (20:00).

Este Diario pidió una reacción del secretario de gabinete de la Presidencia, Jorge Wated, pero hasta la publicación de esta nota no hubo una respuesta.

"Aquí el criterio técnico científico en este país no está siendo escuchado de forma permanente. La evidencia está dada por parte de OPS, OMS. Mi opción fue siempre privilegiar a todo el país y asegurar sobre todo segundas dosis para toda la población. Esa es parte de una planificación responsable que se debe dar en todo el país", agregó.

No es la primera vez que la vicepresidenta María Alejandra Muñoz es salpicada dentro de las acusaciones del manejo del plan de vacunación. Semanas antes también se la vinculó a la orden de vacunación en el Club Rotario de Guayaquil. "FALSO. Sobre la vacunación a los miembros de este club, SOLO intervine para exigir la separación inmediata de los funcionarios que tomaron esta impresentable y vergonzosa decisión", escribió Muñoz en su cuenta de Twitter.

"La señora vicepresidenta tiene desde hace algún tiempo atrás unas responsabilidades delegadas en ese plan y ella ha sido la que ha estado desde antes que yo llegue en conjunto con otras personas que rodean a las autoridades superiores que estuvieron manejando el plan para sacar adelante la vacunación", explicó Falconí.