En el Centro de Privación de Libertad de Latacunga, en la provincia de Cotopaxi, los reos tenían su propio club de diversión para adultos. Este lugar se encontraba en una especie de galpón subterráneo, con una escalera de acceso y una tapa similares a las que tienen las cisternas.

Sobre una pared, en la parte posterior de un mueble de colores rojo y negro, había un cuadro pintado, con un marco negro y la figura de una mujer como protagonista, con un vestido oscuro, recogido, que apenas cubría su abdomen y dejaba a la vista sus zonas íntimas. Esta pintura, al parecer, no solo servía para estimular los deseos sexuales de los presos que utilizaban este lugar, sino también para indicar los sitios exactos en los que estaban las caletas con las bebidas alcohólicas.

Los militares, durante su intervención en este reclusorio, en este febrero de 2024, rompieron el cemento en las áreas que coincidían con los senos y la zona íntima inferior de la fémina pintada. Así descubrieron algunos licores.

Sobre una pequeña mesa de centro, aún quedaba una botella con un extraño diseño y un vaso de vidrio. En el lugar también había algo que parecía una zona de bar, con un mesón de cemento y, debajo de este, un moderno parlante con el que los encargados del entretenimiento ponían canciones.

Este sitio tenía también un baño, en un espacio dividido con una cortina. Extraoficialmente se ha conocido que los ‘beneficiarios’ de este club subterráneo eran los mandos medios y altos de las organizaciones delictivas. La ubicación específica de este lugar era la etapa de mediana seguridad del centro carcelario.

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