Una oportunidad que se aleja. Pese a los intentos del Gobierno de posicionar la idea de que el país está boyante en sus macrofinanzas y que como consecuencia hay mejores condiciones para la inversión extranjera y el mejoramiento de la vida de los ecuatorianos, las condiciones sociales del país aniquilan toda expectativa de progreso a corto plazo.

Esto, según el exministro de Finanzas, Fausto Ortiz, se debe a que desde el exterior hay una percepción negativa de Ecuador y su capacidad de pago en el tiempo. Sin embargo, explica que “no todo tiene que ver necesariamente con el adecuado manejo económico”, sino que indicadores como el riesgo país, que bordea los 1.500 puntos para Ecuador, están influenciados por otros factores.

“Si un inversionista ve el riesgo país de los países vecinos se dará cuenta que Perú y Colombia están mucho mejor que el indicador de Ecuador”, continúa Ortiz y explica que la inseguridad, la debilidad institucional del país, la pobreza y la falta de empleo son algunos de los factores internos que se reflejan a través del riesgo país. “En ese ámbito el Gobierno tiene poco camino recorrido para mejorarlo”, indicó.

Desde febrero de 2021, el país ha vivido nueve masacres carcelarias. La más reciente sucedió el 5 de octubre pasado en la Penitenciaría del Litoral, provincia de Guayas, donde fallecieron 13 reos. Sin embargo, la mayor cantidad de víctimas en ese centro carcelario, y a nivel nacional, se reportaron el 29 de septiembre de 2021 cuando 119 privados de la libertad fueron asesinados. En total, más de 400 reos han fallecido en el sistema carcelario nacional.

Asimismo, la violencia se siente en las calles. Hasta lo que va del 2022, la zona 8, integrada por los cantones de Guayaquil, Samborondón y Durán, registra más de 1.100 muertes violentas que, según las autoridades, en su mayoría están relacionadas con riñas entre bandas del crimen organizado. A nivel nacional, hasta septiembre de 2022, esta cifra supera los 3.100 casos de muertes violentas. Cifra que supera a la registrada en 2021, cuando se reportaron 2.372 asesinatos.

Panorama que para la docente y analista política de la Universidad San Francisco de Quito, Ana María Correa, “sí puede hacer que inversionistas extranjeros busquen entornos más tranquilos para sus operaciones”. Sin embargo, no solo le atribuye la responsabilidad a la violencia, sino a la casta política. “Hay países que han orientado su modelo de desarrollo hacia la atracción de inversiones. Esto depende, entre otras cosas, en que existan acuerdos mínimos entre las élites para mantener políticas de mediano y largo plazo”, dice.

En el aspecto político, Correa indica que “el simple hecho de catalogar a un gobierno como de derecha o izquierda sean factores que determinen si un país es o no atractivo para la inversión”. Esto en referencia al cambio de tendencia que está viviendo la región donde se observa que la izquierda está retomando fuerza. “Los inversionistas extranjeros miran tendencias de largo plazo y son esas condiciones las que priman, más que la ideología de turno del gobierno”, continúa.

La inestabilidad jurídica, el cumplimiento de promesas, la credibilidad del gobierno, la competencia en el mercado, entre otros factores, son los que Correa enlista como las interrogantes que el mundo se hace para apostar o no por un país. “Los tomadores de decisión deberían tener nociones mucho más claras y precisas” de la imagen que quieren tener y proyectar para así saber “qué tipo se inversiones se quiere atraer y en qué sectores”.

Durante el Gobierno de Guillermo Lasso, las pugnas entre las funciones del Estado han sobresalido a la luz pública. La relación entre el Ejecutivo y el Legislativo ha tenido roces por la constante argumentación del primer mandatario de que la Asamblea entorpece su trabajo. Mientras que con el Consejo de Participación Ciudadana se ha denunciado la influencia del Ejecutivo en la designación de autoridades de control como, por ejemplo, en el caso de Raúl Gonzales en la Superintendencia de Bancos.

Estos factores, según el exministro Ortiz y la analista política Correa, traspasan el argumento del buen manejo macroeconómico del Gobierno del presidente Guillermo Lasso y develan una serie de crisis internas que, pese a los esfuerzos del Ejecutivo por mejorar el panorama para los ecuatorianos, se convierten en el verdugo de un país que es víctima de sus propias desatenciones arrastradas en el tiempo.

• LA RECONFIGURACIÓN DEL TABLERO REGIONAL

La disputa de la presidencia en Brasil puede consolidar la tendencia de izquierda que se viene renovando a lo largo de los años. De los 10 países en América del Sur, Colombia, Venezuela, Bolivia, Perú, Chile y Argentina tienen regímenes de izquierda. De ganar el balota el expresidente de Brasil, Lula da Silva, se convertiría en el sexto país de la región con un gobierno de izquierda y se convertirían en mayoría. 

Ecuador, Paraguay y Uruguay (con regímenes de derecha) serían la minoría en el tablero regional. En el caso de los mandatarios de Colombia, Gustavo Petro, y el de Chile, Gabriel Boric, ambos líderes de izquierda, iniciaron sus mandatos en 2022. Por su parte, los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; y Paraguay, Mario Abdo, pondrán en juego su puesto por las elecciones presidenciales previstas para 2023. El resto de países tendrá una renovación de su jefe de Estado en, al menos, dos años más.