Parece que nadie faltó a la velada de gala. En el enorme salón habilitado en el Swissotel de Quito, para celebrar del 19 aniversario del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), literalmente, no cabía un alfiler. La noche del 21 de septiembre del 2023, líderes de los distintos gremios, autoridades, empresarios, diplomáticos y otros invitados se encontraron, abrazaron, rieron y hasta se dieron tiempo para escribir en pelotas de espuma flex amarillas, azules y rojas, sus deseos para el Ecuador, que colocaron en una especie de ánfora transparente para manifestar energéticamente un cambio urgente y que tanta falta le hace a los 16,9 millones de habitantes.

La masiva afluencia hizo que los pasillos exteriores al salón quedaran cortos, por lo que era muy difícil el tránsito. Más aún cuando los flashes y las cámaras de varios medios de comunicación luchaban por abrirse un espacio para entrevistar a las personalidades que llegaban, entre ellas el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, y la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, quienes, tras dar declaraciones ocuparon la primera fila dentro del salón. Ya al interior, gigantescas pantallas LED se ubicaron detrás de la tarima para que nadie se perdiera un solo gesto de quienes fueron protagonistas de la celebración.

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Tras un minuto de silencio por las víctimas del clima de violencia que se vive en el país y el himno nacional, el presidente del CEE, Miguel Ángel González, dio sus palabras, no sin antes recitar, de memoria y con asombrosa facilidad, la extensa lista de gremios empresariales que forman parte del Comité. “Qué buenas vibras se sienten. Siento una energía llena de fuerza, optimismo, pasión, determinación. Sin temor a equivocarme, ni en los partidos de la Tri se siente esta energía (…). Hoy es la primera vez que se celebra un aniversario del Comité. Empezamos con 10 gremios, hoy somos 145”.

De esa manera arrancó su discurso, a través de una línea discursiva ceñida a dos mensajes: “Una visión país” y “Ecuador está en tus manos”. Según González, Ecuador tiene la fortaleza de ser un país diverso, pero se convierte en una debilidad cuando cada quien protege su metro cuadrado y hala para su propio molino, sin pensar en los demás, cuando solo se quiere imponer determinadas visiones, posturas, ideologías o métodos.

“Durante años hemos presenciado división, conflicto, violencia, incapcidad de llegar a consensos. Es una cultura de la desconfianza, donde hay que golpear primero para evitar ser golpeado. Lastimosamente, la confrontación ha sido una forma frecuente de resolver problemas. Y esa ha sido una de las razones por las que no hemos podido progresar. Cuando yo era niño, me encantaba escuchar las conversaciones de los grandes. Y recuerdo a mi abuelo conversar con algunos de sus invitados acerca de los problemas a resolver en el país. Han pasado 40 años y seguimos viviendo las mismas problemáticas que escuché entonces”.

Y tras este breve diagnóstico señaló que es mandatorio como sociedad dar un golpe positivo de timón. “Unidad y trabajo conjunto. La situación mejorará cuando la sociedad entienda esto y sepa cuál es su rol. La mejor decisión que podemos tomar para enfrentar la situación que vivimos es cambiar de actitud. En nuestro país hay mucha inteligencia individual, pero hace falta una inteligencia colectiva, para evitar esos 'egosistemas' y trabajemos en conjunto para que gane todo el país. En Ecuador ya no queremos confrontación, sino cooperación; no queremos medición de fuerzas, sino unión de fuerzas, para resolver los problemas de la ciudadanía; queremos liderazgos que sepan dar resultados y eso implica que sean capaces de consensuar, de ceder posiciones, de deponer actitudes, pensando en el bien común y en el largo plazo, que se desprendan de una visión de parcelas y estén dispuestos a mirar más alla2 de la suya, buscando lo que es bueno para el Ecuador”.

Acto seguido, el exjugador de fútbol, el ecuatoriano Alex Aguinaga, se paró en la tarima, luciendo una camiseta de la Selección nacional, para compartir su forma de ver el éxito, en una larga exposición, llena de sus anécdotas personales, familiares y deportivas, el “güero” animó también a los ecuatorianos a unirse y trabajar en equipo, como única fórmula para alcanzar las metas anheladas.

Terminada su ponencia, llegó la hora del coctel. ¡Salud!

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