Angélica Laínez, de 28 años, es anfitriona de un alojamiento en la ciudadela Guayacanes que se promociona en la plataforma Airbnb desde el 2019. Laínez recibe alrededor de 20 a 24 reservas anuales en esta aplicación, lo que le genera un ingreso de casi 5.000 dólares. “Tenemos estadías largas, a veces de una persona o una pareja que se queda un mes o mes y medio. Pero sobre todo tenemos bastantes reservas en feriados y días festivos. Hoy tenemos una pareja de brasileños que llegó por la final de la Copa Libertadores”, comenta.

En Guayaquil existen alrededor de 2.000 propiedades (entre suites, apartamentos y casas), que están registradas a través de esta aplicación, y en estos dos últimos meses, por el evento futbolístico que se desarrolló en el estadio Monumental, se aperturaron alrededor de 600 nuevas opciones de alojamiento. Gabriel Guzmán, presidente de la Asociación de Alojamientos Temporales del Ecuador, explica a EXPRESO cómo estos espacios están ayudando a fortalecer el sector turístico del país. “El mercado formal de Guayaquil tiene una capacidad para 24.000 camas. Se tenía pensado recibir alrededor de 50.000 personas en estos días, eso quiere decir que si no hubiesen existido los Airbnb lamentablemente este tipo de eventos se hubiesen visto opacados, porque la ciudad no tiene una capacidad hotelera suficiente”, afirma.

Según esta asociación, en el 2019, en Ecuador hubo alrededor de 300.000 reservas de usuarios en Airbnb que alquilaron un establecimiento por dos noches, con un costo promedio de $80. Es decir, que la facturación que tuvo la plataforma fue de $ 24 millones. Por su parte, según datos del Ministerio de Turismo, en ese mismo período, los hoteles y hostales, facturaron alrededor de 400 millones, contando solo feriados.

La plataforma Airbnb presentó el informe de Oxfords Economics sobre el impacto económico de los usuarios en Airbnb en Ecuador. De acuerdo con el análisis, los gastos de los huéspedes durante el 2021 fueron de $ 262 millones de dólares (sin incluir gastos en reservas), lo que equivale el 12,4% de toda la actividad turística del país. El estudio desglosa esta cifra detallando que $53 millones fueron destinados a restaurantes, $80 millones fueron invertidos en compras y abarrotes, $70 millones fueron para actividades, entretenimiento y otros, $59 millones se colocaron en transporte.

Además, este informe reveló que el año pasado se crearon 23.000 empleos gracias la utilidad de la plataforma Airbnb, y proyecta que el gasto de los visitantes para el 2025 sea de $3,6 mil millones de dólares.

Según Guzmán, estos datos deberían alentar a los empresarios, y también hacer un llamado a las autoridades para crear una normativa que favorezca y considere la realidad de los dueños de estos establecimientos.

No obstante, Diego Utreras, director ejecutivo de la Federación Hotelera del Ecuador (Ahotec), tiene sus reparos. Según data de AirDna esta modalidad también ha servido para sembrar la informalidad. Existe una gran oferta informal de alojamientos temporales que, dice, incluso supera a la formal en ciudades como Quito, lo cual ellos califican “como competencia desleal, ya que su actividad se desarrolla al margen de la ley”. “Sin obtener permisos, sin pagar impuestos, sin cumplir obligaciones frente a trabajadores, lo que trae precariedad en el trabajo. No observan las regulaciones de seguridad, ambientales y sanitarias. En definitiva, es una economía sumergida que el Gobierno debe regular y controlar”, afirma.

Según los estudios mencionado por Utreras, los anfitriones manejan varias unidades de renta, de forma simultánea, creando conflictos y ganancias. “Se ha tratado de tergiversar de que esta actividad la realizan las personas que no tienen ingresos y que dependen de ello para subsistir. Cabe destacar, según estudios sobre esto, que uno de cada cinco anfitriones tiene al menos dos unidades o más publicadas en aplicaciones. Es decir, se trata de personas que tienen un apartamento para su vivienda; y al menos, uno adicional para poner al servicio del turista. Es ganancia. El Ministerio de Turismo estaba trabajando un reglamento para regular la actividad, pero fue suspendido en el mes de mayo por falta de consenso entre todos los actores que involucran al sector. Según Niel Olsen, ministro de Turismo, la intención de este documento no era “añadir o complicar más, sino al contrario: simplificar y unificar” el uso de esta plataforma que reconoce que operan en la sombra y en la informalidad en el país. Para los actores del sector, la ley que se proponía era anticuada, y obsoleta, y “no pensaba en la realidad de los propietarios”.

Espacios y precios motivan su demanda 

Ivan Weisner, empresario y experto en viajes, señala que su preferencia por los Airbnb está dada por los espacios que presta. “Ahora viajo con mi hija recién nacida y necesitamos espacios separados. Y siempre saldrá más beneficioso escoger Airbnb que un hotel por tema de costos. En mi último viaje a Estambul alquilé un departamento por 50 dólares para dos personas, un hotel promedio bordeaba los $90 cada una. La aplicación, con precaución de uso, es segura”.

Flexibilidad. Los espacios de una casa y su adaptabilidad los vuelven mucho más atractivos.

n Jonathan Lázaro, trabajador de recursos humanos y viajero amateur, señala que ha utilizado la aplicación no solo en Ecuador, sino en Francia, Bruselas, España y Países Bajos. Con mi esposa la utilizamos por la exclusividad e independencia que puedes tener, además hay muchísimas variedades de costos. Depende de tus gustos y también del grupo de personas con las que vaya. En Playas, una habitación doble en un hotel que cotizamos costaba 30 dólares, pero conseguí una casa grande donde pudieron entrar 24 personas cómodas, y adicional a eso tenían zona de parrilla y una piscina grande, el costo final por persona fue de 15 dólares.

No hemos tenido problemas con los pagos, incluso se puede cancelar la reserva y dependiendo el tiempo de antelación se te devuelve el 100% del pago. Algunas de las cosas que veo antes es la ubicación del lugar, la calificación del anfitrión y si tengo acceso para movilizarme en auto o a pie”.