
Una dosis de musica para sanar a adultos enfermos
Carla aplaudía lentamente al compás de la música. Vicente sonreía emocionado y sin parar. Ambos, que superan los 70 años y viven en el asilo Hogar del Corazón de Jesús en Guayaquil.
Carla aplaudía lentamente al compás de la música. Vicente sonreía emocionado y sin parar. Ambos, que superan los 70 años y viven en el asilo Hogar del Corazón de Jesús en Guayaquil, contemplaban dulcemente a los ocho músicos que tocaban para ellos en el lugar. Música clásica, tangos, pasillos, boleros, folclore... Armonías tradicionales, un tanto dulces, en la que destacaban los violines, los chelos, las violas, las voces de dos sopranos y un tenor.
Eran los miembros de la agrupación Música Para el Alma, un proyecto solidario e independiente que nació hace cuatro años en Argentina y busca, a través de su arte, mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables del mundo. Esta vez fue el turno del Ecuador.
La hermandad -que debe su nombre a Eugenia, una joven y talentosa flautista de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, que en su lucha contra el cáncer eligió transformar su realidad llevando música a aquellos que estaban pasando por una situación similar a la suya- llegó al geriátrico días atrás para transformar a sus miembros. Para regalarles sonrisas a quienes más lo necesitan.
El chelista de la orquesta estable del Teatro Colón Jorge Bergero, director del proyecto y última pareja de Eugenia (+), fue testigo de ello. Fue testigo, por ejemplo, de cómo poco a poco estos adultos que, en un inicio estaban dormidos, se fueron incorporando. Y es que bastó que empezaran a tocar sus primeras melodías para que sus rostros cobraran vida y, en cuestión de minutos, los acompañaran cantando.
Lo hacían desde sus camas. Sí, celebraban al ritmo de las piezas desde su lecho. Había, eso sí, excepciones. Abuelos que, emocionados hasta las lágrimas, se acercaban a los músicos para abrazarlos. Y músicos que al son de O mio babbino caro, O sole mio y el Brindis de La Traviata se aproximaban a sus pares para colmarlos de energía.
El recital, que se sumó a los 200 que la agrupación ha dado en Argentina y otros diez países del globo, culminó con el canto al Ave María, una interpretación mágica y sublime que puso a corear a los pacientes, enfermeras y guías.
“Esto es lo que hacemos”, dijo Bergero. “Música Para el Alma, que nace del amor y la pérdida, se concentra en estar con el otro a través de la melodía. Con ella sanamos, damos y recibimos; nos fortalecemos y abrazamos. Aplacamos el dolor y perdemos el miedo a enfrentarnos a la vida”.
Actualmente, la misión de esta red solidaria, que se inició con 8 personas y hoy está integrada por 1.000 músicos argentinos que en forma voluntaria destinan parte de su tiempo para brindar al menos un concierto al mes, se ha replicado en otros rincones de América, como Uruguay.
En la ciudad, desde hace seis meses, los centros y hospitales de la Junta de Beneficencia hacen algo similar. Ofrecen semanalmente presentaciones musicales con instrumentistas de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil. Algo maravilloso, según el director, “porque nos demuestra que aquí hay personas dispuestas a ayudar, que tocan para sanar corazones atravesados por el dolor...”. DSZ