Política. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, abraza a una seguidora.

Dilma cree que los que quieren destituirla pretenden limitar los programas sociales

La presidenta brasileña Dilma Rousseff volvió a calificar ayer como un “golpe” el juicio político promovido en su contra por la oposición y aseguró que la quieren “derrocar” para “golpear los derechos conquistados por la población”.

La presidenta brasileña Dilma Rousseff volvió a calificar ayer como un “golpe” el juicio político promovido en su contra por la oposición y aseguró que la quieren “derrocar” para “golpear los derechos conquistados por la población”.

Rousseff incluso planteó que si eso ocurre con una presidenta elegida democráticamente, “qué no harán contra el pueblo” aquellos que, en su opinión, “no aceptaron nunca” los programas sociales que han beneficiado a millones de brasileños en los últimos años.

La oposición promueve un juicio político contra Rousseff bajo la acusación de que incurrió en un “delito de responsabilidad”, que la Constitución prevé como causa de destitución de un jefe de Estado, al avalar unas maniobras contables para supuestamente maquillar los resultados del Gobierno en los dos últimos años.

Rousseff anunció que el Gobierno se propone construir en los próximos tres años cerca de dos millones de viviendas de interés social, que se sumarán a las 2,2 millones ya entregadas desde 2011.

“Eso es lo que les quieren quitar”, declaró dirigiéndose a los militantes de los movimientos sociales, que una y otra vez entonaron la frase “No habrá golpe”. Los activistas también citaron en sus cánticos a Michel Temer, vicepresidente del país y líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), formación que este martes anunció su ruptura con el régimen de Rousseff.

“Temer golpista” se escuchó por momentos en el salón del palacio presidencial donde se celebró el acto. Rousseff mantuvo un discreto silencio cada vez que el coro citó al vicepresidente. EFE