Destinar los recursos a los ecuatorianos que más los necesitan fueron las palabras del presidente Guillermo Lasso en el cambio de timón del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), luego de la salida de Mae Montaño. Sin embargo, la depuración solicitada por el primer mandatario, en lugar de redistribuir a los beneficiarios de los bonos, aumentó el número de posibles beneficiarios. Esto, según el análisis económico, era de prever, pero debe mantenerse en el campo técnico.

En entrevista con EXPRESO, la directora ejecutiva de la Unidad de Registro Social, Diana Apraes, destacó que durante sus primeros seis meses de gestión se hizo una “corrección” en la metodología que utiliza la unidad que dirige. “Lo que nosotros teníamos en nuestra base (de datos) no estaba reflejando la realidad que estamos viendo”, sostuvo Apares.

Hasta septiembre de 2021, según cifras del Registro Social, hubo 185.000 familias en la extrema pobreza. No obstante, con la actualización metodológica aplicada la cifra aumentó a 393.000 núcleos familiares. Es decir, un 112 % de incremento en los posibles beneficiarios de diferentes bonos.

Asimismo, recordó que la institución que dirige solo levanta información y la pone a disposición de las diferentes carteras de Estado, como por ejemplo el MIES. En ese sentido, Apares señaló que este incremento conlleva “una refocalización de estas ayudas”.

Por su parte, el titular del MIES, Esteban Bernal, confirmó a este Diario que hasta el 16 de febrero de 2022 registraron 85.922 nuevos núcleos familiares; sin embargo, también se ha excluido a otras 46.566 familias del MIES.

Esto, según Apares, es posible porque los ministerios, “en función de sus atribuciones”, pueden aplicar criterios para sus programas de ayuda.

Para el analista económico Antonio Orozco, este fenómeno tiene varias causas. Por un lado, están el aumento del desempleo y “la contracción que ha existido a causa de la COVID-19, de la cual aún no nos recuperamos del todo”.

Asimismo, destacó que la ayuda social, como los bonos, debe ser entendida como “elementos paliativos de compensación” para mitigar una situación puntual. Además, el economista Pedro Romero, docente de la Universidad San Francisco de Quito, añadió que estas contribuciones deben ser temporales y estar sometidas a revisión constante.

Romero también resaltó que “no es sorpresa” el aumento de la extrema pobreza. Sin embargo, considera que es una señal de alerta a tomar en consideración ya que, más allá de los problemas que viene arrastrando el país, significa que “no se está creciendo como se debería”. Esto como resultado de la incapacidad del Estado para sostener a las empresas en la pandemia, el desempleo y el aumento de impuestos.

Por su parte, Orozco advirtió que los bonos no son sostenibles, porque en términos financieros pasan a engrosar el gasto corriente. No obstante, puntualizó que “si están atados a programas de reincorporación laboral y/o a programas de rendimiento”, pueden ser considerados como inversión social.

REDIRECCIONAR LOS BONOS

Liberar las listas del Registro Social de “todo tipo de clientelismo político” fue la orden del presidente de la República, Guillermo Lasso, al posesionar al ministro del MIES, Esteban Bernal.

Asimismo, dispuso que la directora de la Unidad de Registro Social, Diana Apares, trabaje en coordinación con Inclusión para direccionar los bonos a quienes lo necesitan.