Más de dos mil años después del histórico hecho bíblico, Emilia Triana Suárez revivió en el corazón del suburbio oeste el momento en el que Cristo es subido a su cruz.

Aunque el hecho actual genera una sensación diferente a la que pudieron vivir los primeros cristianos. Emilia, una mujer de 65 años, habitante del sector de Cisne II, asistió emocionada al izamiento del monumento de 15 toneladas dedicada al Cristo del Consuelo.

La imagen, que fue elaborada en Quito, terminó de ser ensamblada en Guayaquil, antes de que finalmente fuese colocada en su altar, una estructura de hierro y acero de 36 metros, que fue levantada en un proceso de 14 meses en el sector conocido como La Pista y que colinda con los esteros Puerto Lisa y Mogollón.

El proceso para levantar la imagen de 15 metros de altura inició muy temprano en la mañana de ayer. Dos grúas con plumas de 30 y 60 metros fueron trasladadas al sector.

A eso de las 10:00 comenzó la izada, la cual terminó a las 11:40, cuando la imagen fue acoplada a la enorme cruz.

“Este Cristo nos traerá un nuevo tiempo”, dice Antonio Asunción Guzmán, uno de los miembros de la comunidad religiosa Nuestra Señora del Divino Amor, cuya capilla de caña está instalada a pocos metros de la nueva imagen.

“Es necesario que también se nos apoye con nuestra capilla. No es bueno que junto a esta gran obra haya una iglesia que se cae en pedazo”, dijo Miguel Mariscal Yánez, otro vecino del sector.

Para colocar la imagen en su altar definitivo, cerca de 25 obreros trabajaron junto con las dos grúas. Ambas fueron usadas en el proceso.

La que tenía una pluma de 30 metros levantó la escultura hasta ponerla vertical. A continuación las amarras fueron trasladadas a la pluma de 60 metros, que fue la que terminó de acoplar la imagen a la cruz. RGS